CAZANDO SUEÑOS

   Todos tenemos sueños, nos gustaría ser, conseguir o realizar algo pero en muchas ocasiones desistimos y dejamos de luchar para alcanzar lo que deseamos. Nos imaginamos esa sensación de lograr lo que tanto nos gusta, nos ilusionamos pensando que lo conseguimos, pero llega un momento en el que ese sueño se vuelve lejano y nos desanimamos o incluso pensamos que es algo imposible de conseguir desechando la posibilidad de, al menos, intentarlo.

   Posiblemente, el primer error sea precisamente bautizar con el nombre de “sueño” algo que debería ser un objetivo. Cuando conseguir una meta lo interpretamos como un sueño, inconscientemente, estamos etiquetando ese deseo como algo abstracto, una ilusión y no lo identificamos como algo material y, por lo tanto, alcanzable.

   Imaginaos a una persona de mediana edad que siempre quiso ir a la Universidad pero que, por cualquier razón, acabó trabajando y no siguió sus estudios. La idea de estudiar la carrera que le gusta la considera un sueño y, por lo tanto, inconscientemente, inalcanzable. Si en lugar de un sueño, esa persona considerara que estudiar en la Universidad es un objetivo, todo cambia. Ahora no es la imaginación la que trabaja sino que es consciente de lo que quiere conseguir. Ese sueño se transforma en una meta, algo tangible y, por lo tanto, realizable.

   El hombre, en general, tiende a subestimar sus capacidades y, debido a ello, solemos tener una actitud conformista. Muchas veces nos limitamos a conservar lo que tenemos y luchamos por mantener lo que hemos conseguido en lugar de intentar alcanzar lo que nos gustaría conseguir. Creemos que lo que hemos logrado es a lo único que podemos aspirar y, aquello que nos gustaría alcanzar, lo tenemos guardado en la mente como un sueño y como tal permanece en nuestra imaginación, sin esperanza de hacerlo realidad, porque los sueños son precisamente eso: sueños.

   Creo que deberíamos cambiar el concepto y transformar sueños en objetivos. No importa lo lejanos o imposibles que puedan parecer, el mero hecho de fijarnos una meta ya es un primer paso hacia aquello que tanto queremos. Ser capaces de contemplar algo que deseamos como un objetivo alcanzable ya es, por sí mismo, un éxito.

   Cuenta una historia que, hace muchos años, había un arquero que se propuso dar caza a la luna con sus flechas. Cada noche salía con su arco e intentaba alcanzarla una y otra vez. Pasaba el tiempo pero el seguía fiel en su empeño de lograr ese preciado trofeo.
   Obviamente nunca logró atrapar la luna con sus flechas pero lo que si consiguió fue convertirse en el mejor arquero del mundo.

   Deja de soñar despierto, los sueños son para cuando dormimos. Todo es posible si quieres que así sea. El éxito es tuyo en el momento que, conscientemente, ese deseo se convierte en tu objetivo, a partir de ahí todo depende de ti y todo avance es un triunfo.

   J.M.G.G.