Pasamos mucho tiempo pensando, ocupados con temas que nos inquietan. Cuando abres los ojos por la mañana ¿qué es lo primero que haces? pensar. Te conectas a tus tareas, a los asuntos pendientes, a las preocupaciones o las inquietudes y así permanecemos todos todo el tiempo, no nos damos un respiro, se podría decir que vivimos en un estado contínuo de conciencia pero ¿Es realmente así?
Se supone que cuando alguien es consciente, sabe perfectamente que hace, que piensa o que siente. Si esto es así podrías saber perfectamente todo lo que pensaste, hiciste o sentiste ayer, no deberías tener dudas y podrías hacer una extensa lista. Inténtalo ¿Seguro que recuerdas todo? Es posible que estuvieras despierto pero pensabas inconscientemente. Por lo tanto, ¿Crees que eres consciente de todo?
No hay que confundir estar despierto con ser consciente de que lo estás. Nuestros pensamientos son continuos y nos permiten ir tomando decisiones automáticamente, por impulsos o por instinto. Vivir en un estado de consciencia perenne, además de imposible es también innecesario. Sin embargo hacemos todo lo contrario y pasamos el tiempo en un estado constante de inconsciencia. Además se produce la paradoja de que los pocos momentos de conciencia que vivimos suelen ser negativos y lo hacemos de una manera más intensa. Si la mente actuara de la misma manera con los buenos momentos o incluso con los normales y cotidianos, estos los viviríamos con la misma intensidad que los más dolorosos y eso sería fantástico ¿No crees?
Es por lo anterior que no controlamos lo que pensamos sino que lo que pensamos nos controla a nosotros, es decir, somos esclavos de nuestros pensamientos. Pero es posible retomar el mando y recuperar la libertad.
La clave es la aceptación, la conciencia y el momento presente.
Si estamos viviendo un episodio triste, es normal sentir tristeza. Lo que no es tan normal es dejar que la tristeza se quede a vivir en la mente convirtiéndose en parte de nuestro comportamiento. No se trata de evitar sentir dolor o pena sino todo lo contrario, hacerlo intensamente con todos nuestros sentidos, hacernos presentes en ese momento identificando lo que estamos viviendo o lo que estamos pensando. Al lograrlo estamos consiguiendo algo increíble que es conocernos y saber que pasa dentro de nosotros para poder controlarlo, es decir, adoptamos conciencia y manejamos las emociones con libertad.
Las preocupaciones son pensamientos que señalan al futuro, el miedo son creencias provenientes del pasado. Estos dos espacios temporales nos esclavizan, consiguen que la vida gire entorno a ellos sin que prestemos atención a la ventana abierta que tenemos delante de nuestras narices a través de la cual podemos contemplar la única realidad de la vida: el presente.
Del pasado quisiéramos cambiar muchas cosas, del futuro nos gustaría conseguir o evitar otras tantas, pero ni en el primero ni en el segundo tenemos opción ni posibilidad de decidir (esclavitud). Sin embargo ahora mismo si, este momento es el único que tienes para crear lo que será tu pasado en el futuro, para conseguir un futuro que será tu presente para volver a convertirse en tu pasado.
La libertad, lo único que existe es ahora. Aquí eres libre porque solo en este momento puedes decidir y la conciencia es la herramienta que necesitas para hacerlo.
Si unimos conciencia, aceptación y presente, el resultado es libertad de acción, de pensamiento y de sentimiento. Todo cobra sentido porque nos damos cuenta de que nada tenía sentido.
Aquella tristeza la viviste y la sentiste en aquel momento, ahora ya perdió todo su sentido porque eres consciente de que es parte de tu pasado.
La ansiedad por algo que vendrá, no tiene razón de ser en este momento. Llegará si tiene que llegar y lo vivirás con la libertad que te genera ser consciente.
Como dije, es imposible vivir en una conciencia permanente, pero saber que tenemos la opción de controlar nuestras acciones y emociones con total libertad es muy importante para nuestra estabilidad emocional y, por consiguiente, para conseguir vivir con plenitud.
Tomate la libertad de ser consciente.
J.M.G.G.
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