Dicen que Dios aprieta pero no ahoga. Es cierto siempre y cuando estés dispuesto a no ahogarte.
La fe no es algo exclusivo de una religión. La fe es esperanza y es fundamental para cualquier persona, sea creyente o la más atea del mundo. No quiero entrar en eso.
Necesitamos tener esperanza y creer, aunque sea en uno mismo, para no sucumbir cuando aparece un problema.
Ante una dificultad, un desengaño, una crisis o un revés de la vida tenemos dos opciones: dejarnos llevar por la corriente o nadar hacia la orilla donde puede estar nuestra salvación. Podemos optar por que la suerte nos ponga un tronco donde agarrarnos o podemos creer en nosotros para alcanzar algo que logre que nos mantengamos a flote.
Aceptar lo que esta pasando es el principio para una solución.
Mantener la confianza en nosotros es lo que nos llevará hasta la orilla donde estaremos fuera de peligro.
El mejor apoyo del que disponemos es el de uno mismo. Salir airoso de lo que te bloquea depende solo de una persona que eres tú.
Una vez que te sujetas de esa rama que es la fe, todo es un poco más fácil, encuentras una vía de salvación a esa situación desesperada, aparece la esperanza y te das cuenta de que no todo está acabado gracias a qué crees en ti.
Ten fe porque Dios, la vida o las circunstancias, aprietan pero, si crees y tienes fe, no ahogan.
La fe no es algo exclusivo de una religión. La fe es esperanza y es fundamental para cualquier persona, sea creyente o la más atea del mundo. No quiero entrar en eso.
Necesitamos tener esperanza y creer, aunque sea en uno mismo, para no sucumbir cuando aparece un problema.
Ante una dificultad, un desengaño, una crisis o un revés de la vida tenemos dos opciones: dejarnos llevar por la corriente o nadar hacia la orilla donde puede estar nuestra salvación. Podemos optar por que la suerte nos ponga un tronco donde agarrarnos o podemos creer en nosotros para alcanzar algo que logre que nos mantengamos a flote.
Aceptar lo que esta pasando es el principio para una solución.
Mantener la confianza en nosotros es lo que nos llevará hasta la orilla donde estaremos fuera de peligro.
El mejor apoyo del que disponemos es el de uno mismo. Salir airoso de lo que te bloquea depende solo de una persona que eres tú.
Una vez que te sujetas de esa rama que es la fe, todo es un poco más fácil, encuentras una vía de salvación a esa situación desesperada, aparece la esperanza y te das cuenta de que no todo está acabado gracias a qué crees en ti.
Ten fe porque Dios, la vida o las circunstancias, aprietan pero, si crees y tienes fe, no ahogan.
J.M.G.G.
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