Pensamos continuamente en ser felices y tratamos de conseguirlo para sentirnos realizados. Si vivimos siempre buscando la felicidad debe ser porque somos infelices, si no fuese así no tendríamos la necesidad de buscar nada.
¿Qué nos hace
infelices? soledad, injusticias, conflictos, etc. Nada que tengamos que buscar
en el exterior es la causa. La felicidad y la infelicidad residen en el mismo lugar y no
está fuera de nosotros mismos.
Lo que marca que te
sientas feliz o infeliz es algo que ni tan siquiera se te ha ocurrido poner en
duda: tus creencias.
Estamos programados por nuestra sociedad para confiar en
los mandamientos de esta. No barajamos la posibilidad de poner en duda sus planteamientos
y tratamos de encontrar la felicidad en esas creencias impuestas y aceptadas
incondicionalmente. No nos damos cuenta de que el mero hecho de tener que
cumplir unas exigencias para sentirnos felices es todo lo contrario a lo que
queremos conseguir. Es la infelicidad de querer ser felices.
¿Cuantas creencias
tenemos interiorizadas y asumidas como obligatorias pero son totalmente falsas?
No puedo ser feliz
sin esto que tanto quiero o sin esa persona a la que amo. El apego a algo o a
alguien no te dará felicidad. Pensamos en lo que necesitamos o lo que nos falta
y no hacemos caso a todo lo que sí tenemos en ese momento.
Seré feliz
cuando... No se puede ser feliz mañana, la semana que viene o dentro de 5 años.
Somos felices ahora, lo que sucede es que permanecemos totalmente inconscientes
de que es así porque nos han enseñado que tenemos que luchar para ser felices
el día de mañana. Hoy era mañana ayer y hoy no somos felices porque estamos
luchando por serlo...¿Cuando, mañana? Vivir así es vivir con miedos,
preocupaciones y falsas expectativas.
Cuando cambie esta
situación seré feliz. Permanecemos luchando por cambiar la realidad,
malgastando energía para conseguir ser felices. Lo que nos hace felices o
infelices no son las personas o el mundo sino lo que pensamos y creemos acerca
de los mismos. Podríamos cambiar el mundo entero pero seguiríamos creyendo que
no somos felices en la realidad que, en ese momento, vivamos.
Seré feliz cuando
consiga realizar mi deseo. Esos deseos en si mismos ya son causa de
infelicidad. La tensión, la frustración, el nerviosismo o la inseguridad, se
convierten en compañeros de viaje hacia un propósito incierto y, en ocasiones, inalcanzable.
Entonces, ¿Cómo
vamos a ser felices? Cuando comprendamos que para ser feliz no hay que creer en
lo que nos digan sino en lo que somos, cuando aceptemos la realidad conforme la vayamos
viviendo sin esperar nada.
Nos da miedo dejar
de creer en lo que nos han dicho siempre, de perder la referencia que nos marcaron y de salirnos
del camino indicado, porque es el único camino que conocemos, un camino lleno
de apegos, deseos, imposiciones, tensión, preocupaciones o culpabilidad.
Si llevamos toda la
vida buscando la felicidad y aun no la hemos hallado, ¿Por qué no nos
planteamos buscar en otro sitio? Es posible que no haga falta creer nada más
que en nosotros mismos. No dejemos de soñar, de querer, de amar. Mantengamos lo bueno que tenemos hoy y disfrutemos de ello, ahí está la felicidad.
J.M.G.G.
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