No hay un ser humano que no tenga sentimientos de algún tipo y son estos los que provocan las emociones que se identifican y clasifican en función de lo que estamos sintiendo. Por lo tanto, al igual que aquellos, las emociones son una característica propia de todos nosotros.
Esas mismas
emociones que nacen de lo que estamos sintiendo en cada momento son las que
determinan nuestro estado de ánimo y este, a su vez, hace lo mismo con nuestro
comportamiento. Si vemos el proceso podremos, entonces, deducir que
cuando realizamos cualquier actividad o cuando nos comportamos de una
determinada manera, la raíz está en lo que estamos sintiendo.
Si alguien sufre
una injusticia se siente impotente, triste, rabioso, etc. esto provoca que su
estado de ánimo sea similar y sus actos los realizará decaído, sin ganas, serio
o enfadado. Cuando este patrón de va repitiendo en el tiempo, el carácter de
esa persona se instala dentro de ella y ese estado de ánimo con sus emociones
negativas se convierten en algo habitual que marcarán la personalidad del individuo.
El pensamiento, manera
de vivir y su personalidad, es un reflejo de su estado de ánimo e irán en concordancia con el mismo. Su realidad
será interpretada desde el punto de vista de las emociones, que en este caso
serían negativas.
¿Qué podemos hacer
para cambiar un comportamiento negativo? ¿Cómo podemos dejar de sentir lo que
sentimos? La respuesta está en la conciencia.
De la misma manera que lo que sentimos marca
nuestras emociones y, en consecuencia, nuestras acciones, lenguaje,
comportamiento, etc. Si conscientemente las acciones que realizamos, nuestra
manera de hablar o comunicarnos, nuestro comportamiento lo hacemos en positivo,
este comportamiento influirá en la emoción que invade nuestra mente y esta, a
su vez en el estado de ánimo para llegar a nuestros sentimientos. Estaremos
transformando lo negativo en positivo conscientemente. Estaremos sintiéndonos
como queremos sentirnos.
¿Quién no ha
tenido un día en el que se encuentra decaído sin una razón concreta? Seguro que
hay momentos en los que todo lo que piensas es negativo y no sabes por qué. Te
gustaría sentirte bien pero no puedes. Te encantaría estar contento, animado, o
simplemente tranquilo sin esos pensamientos que te deprimen. Lo que sientes te
lleva a estar deprimido. ¿Por qué no haces el proceso a la inversa? Actúa como
te gustaría estar y la transformación será asombrosa. Tus actos divertidos harán
que tu emoción triste se difumine para dejar paso a una emoción más alegre que
conseguirá que tu estado anímico cambie para acabar sintiéndote mejor. ¿Palabrería?
Prueba a reírte a carcajadas durante solo un minuto, aunque no tengas ganas hazlo y analiza lo que pasa en tu estado de ánimo. Esas carcajadas han salido de tu conciencia porque tú has querido. Habrás
decidido cómo quieres sentirte. Es maravilloso.
Tomar el control de
nuestros sentimientos es tomar al control de nuestra propia vida. Conocernos e identificar nuestro estado de
ánimo nos da la oportunidad de cambiarlo con la poderosa herramienta de nuestra
conciencia.
No es magia, es conciencia. No se trata de espiritualidad
trascendental o de llegar a estado de elevación, todo lo contrario, no hay nada
más físico y real que controlar tu propio cuerpo a tu antojo, decirte cosas
positivas o hacer las cosas que te hacen sentir bien por que quieres.
Elije tu estado de
ánimo.
J.M.G.G.
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