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lunes, 3 de abril de 2017

EL ÚLTIMO GANA

Hay ocasiones en las que las circunstancias nos hace sentir pequeñitos. Es como si la vida te diera un bofetón tan grande que te descuadrara las ideas y parece que todo lo que antes tenía sentido lo perdiera de un plumazo.
Tenemos un ideal de vida, unos planes establecidos y la certeza de que todo debe ser como pensamos. Cuando sucede algo que no concuerda con el plan de tu mente, aparecen los fantasmas del miedo, la incertidumbre de un futuro incierto que no es el que te habías fijado. Te sientes como un perdedor que no ha sido capaz de conseguir eso que te hacía tanta ilusión.
Lo que ocurre es que solo pensamos en nuestro plan y no caemos en la cuenta de que, en él, existen los obstáculos, las circunstancias o más personas con sus propios proyectos, objetivos o sueños.Que es probable que la hoja de ruta de esas personas no tenga nada que ver con la tuya. Incluso siendo el final de ese camino el mismo que el tuyo, puede ser que esa persona quiera tomar un camino alternativo, quiera hacerlo a otro ritmo o de distinta manera.
Es imprescindible el respeto y la empatía cuando queremos llegar juntos a cualquier destino. Cada cual tiene sus propias creencias, valores o deseos y nadie es propietario de ellos salvo aquel que los posee.
No podemos ser tan egoístas como para interponer nuestra ruta a la de quien nos acompaña. Si lo que realmente deseamos es esa compañía, lo ideal es hacer juntos el camino con toda libertad, sin ataduras o exigencias que solo pueden llevar a que uno de los dos, o ambos, tengan un viaje horrible y ese tampoco era el plan.
La vida no es una competición en la que debamos ganar o perder, a veces es mejor quedar el último y haber disfrutado plenamente de la carrera. Sin miedo, con respeto, dando lo mejor a uno mismo y a todos los que forman parte de ese hermoso viaje.
Si es así yo quiero perder, quiero llegar el último y con las personas que quiero porque eso querrá decir que habré ganado.

ESTADO DE FELICIDAD

La felicidad es un estado de nuestra mente y no hace falta buscarla, solo ser conscientes de que está con nosotros. Todos tenemos claro de dónde venimos y sabemos cuál es nuestro final, pero ignoramos qué es lo que viene ahora. Nos lo preguntamos a menudo ¿Y ahora qué? Acabamos el colegio y comenzamos la secundaria, después decidimos estudiar o formarnos para encontrar un trabajo, conocemos a nuestra pareja, nos casamos, tenemos hijos, trabajamos, hasta que llega un día en el que nos preguntamos ¿Y ahora qué? Hemos ido haciendo lo que tocaba pero en ningún momento hemos tenido el control de nuestra vida y cuando no hay nada más que hacer nos encontramos perdidos. Es por esto que todos necesitamos nuestro sueño, una meta que alcanzar, un motivo por el que vivir.
Hemos crecido formándonos hábitos que nos hicieran sentir que la vida tiene sentido, en su mayoría han sido malos hábitos que consiguen hacernos la vida más llevadera. El pensar que la vida no es algo maravilloso ya es, en sí, un mal hábito o una creencia desafortunada. Es por esto que necesitamos ser conscientes de que debemos cambiar lo que nos perjudica. Levantarse de mal humor por la mañana es algo habitual, un mal hábito que podemos cambiar con sólo dibujar una sonrisa y dando gracias por poder vivir otro día único en la vida, esto nos ayudará a ver ese día desde un punto de vista distinto. Relacionar el trabajo como algo esclavizante, no nos ayuda a tener una disposición positiva, trabajar es tener una oportunidad diaria de vivir experiencias y relacionarnos. Son hábitos que podemos cambiar aunque para hacerlo se necesita paciencia, voluntad y perseverancia, aunque lo que más falta nos hace para conseguir cambiar nuestros malos hábitos es ilusión y un sueño que cumplir. Vivir en un estado de felicidad es un buen objetivo que podemos ir consiguiendo día a día y que nos puede conducir a conseguir otras metas.
Nuestra actitud es la que da sentido a la vida y en nuestras manos está cambiar todas esas creencias dañinas sobre la misma que nos impiden darnos cuenta que vivir, sonreir y ser positivo son los únicos hábitos que realmente aportan felicidad.
J.M.G.G.

VIDAS PARALELAS

Cuando nacemos nuestra vida es una incógnita y nadie sabe que como será nuestro futuro. Los padres tienen la ilusión de que sus hijos crezcan felices y de que su porvenir sea próspero. Hacen todo lo posible para educarlos y darles una formación idónea para conseguir una vida acomodada y feliz.
Hay un aspecto que los padres no solemos tener en cuenta a la hora de planificar el futuro de nuestros hijos, a pesar de ser el más importante de todos: las decisiones de estos acerca de sus propias vidas.
Podemos hacer que estudien en el mejor colegio, educarlos con la más estricta disciplina y buenas maneras, pero la decisión final de cada individuo será la que tome el mismo.
Esto, que podemos verlo como algo simple y lógico, produce numerosas frustraciones tanto en padres como en hijos. Los primeros se sienten mal al ver que los planes que tenían, no salen como habían imaginado. Ven cómo sus hijos no estudian lo que ellos esperaban, que deciden hacer cosas con las que ellos no están de acuerdo o que llevan una vida que no corresponde con aquello que habían planeado conforme crecía su bebé. Se sienten desilusionados.
Los hijos, por su parte, pueden sentir que están haciendo las cosas mal al tomar unas decisiones que son contrarias a las que sus padres les habían inculcado. Se ven en una encrucijada en la que deben elegir entre tomar el camino que ellos creen que deben seguir o el que les han ido indicando durante toda su vida.
Esto pasa porque no somos conscientes de que toda persona tiene libertad de decisión. Nadie tiene potestad para elegir el camino que hemos de seguir en la vida, ni tan siquiera los padres. Debemos hacer un ejercicio de responsabilidad en el que los progenitores puedan ver su propia vida como un camino, en el que han ido tomando sus propias decisiones y asumiendo las consecuencias, tanto buenas como malas, de las mismas. Si los padres son conscientes de esto, podrán asumir que sus hijos tienen la misma libertad de decisión y que no es justo coartar esta por más que deje de ajustarse a sus planes sobre los hijos.
El deseo de cualquier padre o madre es el de ver felices a sus hijos, ese es el único fin que deseamos para ellos, es lo que anhelábamos conforme iban creciendo: que llegasen a ser felices en su vida. Lo que pasa es que tenemos nuestra propia idea de la felicidad y de cómo se consigue, pensamos que lo mejor para ellos es que sigan nuestras indicaciones. Si lo analizamos, lo que estamos haciendo es intentar que los hijos consigan la felicidad que deseamos para nosotros, no nos damos cuenta de que ellos son personas independientes a pesar de ser hijos nuestros.
Todos tomamos un camino en nuestra vida lleno obstáculos, cruces en los que elegir por dónde continuar, errores que nos llevan por sendas peligrosas y por otras llenas de paisajes divinos. Cada persona hace su camino en solitario. Si te analizas a ti mismo, podrás darte cuenta de que en tu vida todo lo que has hecho a sido decisión tuya y que solo tuya es la responsabilidad de lo que decides. Este camino en solitario siempre será más cómodo si tienes un apoyo que te ayude a pasar los obstáculos y también a contemplar los bellos paisajes, que pueda dar su opinión antes de que elijas. Pero la última palabra la tienes tú y no podrás culpar a nadie de lo que decides. Todo es por ti o gracias a ti.
Lo mejor que podemos dar a nuestros hijos, amigos o personas queridas, es el apoyo en al camino de su vida, ayudar para pasar las dificultades y compañía para disfrutar de los momentos felices. Educar y dar lo mejor a los hijos es muy importante pero el objetivo final es la felicidad y llegar al final honrando el camino que hemos hecho.
Para terminar os dejo una cita de Paulo Coelho que resume muy bien todo anterior:
"Fue tu elección... Fue decisión tuya... Y, en la medida que tú respetes el suelo que pisas, este mismo suelo respetará tus pies."
J.M.G.G.

DIOS APRIETA PERO NO AHOGA

Dicen que Dios aprieta pero no ahoga. Es cierto siempre y cuando estés dispuesto a no ahogarte.
La fe no es algo exclusivo de una religión. La fe es esperanza y es fundamental para cualquier persona, sea creyente o la más atea del mundo. No quiero entrar en eso.
Necesitamos tener esperanza y creer, aunque sea en uno mismo, para no sucumbir cuando aparece un problema.
Ante una dificultad, un desengaño, una crisis o un revés de la vida tenemos dos opciones: dejarnos llevar por la corriente o nadar hacia la orilla donde puede estar nuestra salvación. Podemos optar por que la suerte nos ponga un tronco donde agarrarnos o podemos creer en nosotros para alcanzar algo que logre que nos mantengamos a flote.
Aceptar lo que esta pasando es el principio para una solución.
Mantener la confianza en nosotros es lo que nos llevará hasta la orilla donde estaremos fuera de peligro.
El mejor apoyo del que disponemos es el de uno mismo. Salir airoso de lo que te bloquea depende solo de una persona que eres tú.
Una vez que te sujetas de esa rama que es la fe, todo es un poco más fácil, encuentras una vía de salvación a esa situación desesperada, aparece la esperanza y te das cuenta de que no todo está acabado gracias a qué crees en ti.
Ten fe porque Dios, la vida o las circunstancias, aprietan pero, si crees y tienes fe, no ahogan.
J.M.G.G.

lunes, 20 de marzo de 2017

¿Y SI YA ERES?


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      Sentirse insignificante cuando realmente eres una gran persona y valorada es algo normal, creo que más normal de lo que pensamos. A veces uno quiere ser humilde pero a la vez también se quiere sentir importante y no sabemos si esto es posible, parece que sea una contradicción.

   A uno le gustaría ser útil para todo el mundo, que todos obtuvieran lo que necesitan de nosotros y damos lo máximo para que ocurra. Quisiéramos tener la solución a los problemas de todo nuestro entorno pero nos da la sensación de que no llegamos a lo que esperan.

   A pesar de este pensamiento, a veces, las personas que nos tratan nos dicen lo que quisiéramos sentir pero no nos basta. Por ejemplo: Me gustaría ser un padre fantástico y que mi hijo estuviera orgulloso de mi, que se sintiera querido y estar siempre a su lado cuando lo necesite. Mi hijo me dice que me quiere y me siento genial cuando lo oigo, es eso lo que me gustaría sentir pero no acabo de hacerlo, algo dentro de mí me dice que tengo que dar aún más para no defraudarlo. Esto que debería ser un motivo de orgullo se convierte en uno de ansiedad. Nos exigimos mucho para dar de nosotros algo que ya estamos dando pero que no creemos que sea así.

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   ¿Por qué nos pasa esto? Es falta de autoestima, de seguridad en uno mismo. No concebimos la idea de que ya somos como nos gustaría ser, que ya estamos dando lo máximo.
   Tenemos que hacer un ejercicio interno en el que valoremos la opinión de las personas que se relacionan con nosotros y en el que creamos que lo que nos dicen es realmente cierto.
   Si mi hijo me dice que me quiere es porque lo siente así, no me lo dice para quedar bien conmigo, no tiene necesidad de hacerlo.
   Si tu pareja te repite que te ama y que eres lo mejor que le ha pasado ¿Qué necesidad tiene de mentirte? Si fuera lo contrario su actitud sería otra.

   La autoexigencia está bien y es un valor humano fantástico para dar lo mejor de nosotros pero tenemos que ser conscientes de cómo somos y no transformar la exigencia en una obligación obsesiva que solo nos aporte incertidumbre, ansiedad o miedos infundados.

   Ser buena persona no significa que tengas que ser un mártir de las buenas acciones ni que debas convertirte en un superhéroe que aparece allá donde alguien lo pasa mal.
   Conocernos y saber lo que podemos dar en cada momento es importante. Ser conscientes de que tenemos límites es fundamental para no vivir con la angustia constante del querer y no poder.

Resultat d'imatges de sobre autoexigencia

   Si alguien nos reprocha algún defecto lo admitimos como cierto sin ningún tipo de problema pero, por el contrario, cuando nos alaban o nos dan las gracias no somos capaces de asumirlo y pensamos que lo hacen por quedar bien con nosotros. Esta es una gran injusticia que nosotros mismos nos estamos propinando sin darnos cuenta, que nos está llenando de complejos y de frustración contínuamente.

   La humildad no está reñida con el conocimiento propio. Se puede ser el mejor padre y a la vez ser humilde. Se puede ser una pareja maravillosa sin ser arrogante. Se puede ser una gran persona sin presumir de serlo.

    J.M.G.G.

 
 

lunes, 13 de marzo de 2017

FELIZ ACTITUD

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   Que difícil se hace vivir en algunas ocasiones ¿no?. La vida cotidiana no nos llena, hoy no es como lo habíamos imaginado, así que optamos por poner nuestras esperanzas en el futuro, en lo que nos llegará a partir de mañana. Nos quedamos esperando ilusionados en que será entonces cuando seremos felices porque hoy no ha podido ser.
   El día pasa y llega el ansiado mañana donde deberíamos encontrar la felicidad, pero vuelve a pasar lo mismo: todo sigue igual. Puede que haya cambiado algo pero no es cómo habíamos pensado. No pasa nada, mañana seremos felices. Así pasamos los días persiguiendo la felicidad igual que un niño salta para alcanzar las nubes.

   Algunos tienen tendencia a reportarse al pasado recordando las oportunidades perdidas, arrepintiéndose de una decisión o lamentándose de lo que hicieron en un momento de su historia echándose en cara que fue un error. Así van pasando un día tras otro sin darse cuenta de que la vida va pasando. El presente que hoy tienen está intoxicado por las lamentaciones de lo que sucedió y no son conscientes de que mañana se lamentarán de que hoy no son felices.

Imatge relacionada

   Condicionamos nuestra felicidad a las circunstancias. Pero eso significa comprometer nuestro bienestar a lo que el azar o la vida nos va deparando. Jugamos una lotería en la que, si tenemos suerte, podremos ser felices, si no solo nos queda esperar que cambie nuestra fortuna. Eso es todo. No nos responsabilizamos ni nos hacemos cargo de lo que podemos hacer para conseguir la vida que nos gustaría. Dejamos de lado lo más importante: nuestra actitud.

   Ante circunstancias adversas nuestra manera de afrontar las cosas puede ser lamentándonos, con tristeza o resignación, dejando apartada la única actitud que puede ayudarnos, la que llevamos con nosotros siempre a pesar de las condiciones negativas que podemos estar atravesando. Es la actitud de felicidad.

Resultat d'imatges de actitud de felicidad

   La felicidad no se busca ni se encuentra porque la llevamos con nosotros. No entra en nuestro cuerpo como el oxígeno o nos sobreviene como un ente extraño, por lo tanto no hay que buscar ni esperar nada.
   De toda circunstancia se puede entresacar la felicidad que llevamos dentro. ¿Cómo? Con nuestra actitud encaminada a lo que sabemos que queremos.
   Ante un hecho triste, decepcionante, adverso o negativo, las emociones de tristeza o desánimo aparecen sin ningún esfuerzo por nuestra parte, es ahí donde debemos ser conscientes de que es normal e incluso bueno sentir esas emociones negativas pero, de la misma manera, llevamos con nosotros la felicidad y, en nuestra actitud, está la fórmula para que surja. No tenemos que esperar que suceda algo para que la tristeza se transforme en alegría. Hay que actuar para que la tristeza se disipe y se imponga la emoción que queremos sentir. ¿Por qué hay que esperar si podemos estar alegres ahora?

   Cualquier instante de nuestra vida dedicado a buscar la felicidad fuera de nosotros, es tiempo perdido tratando de mejorar, cuando, en realidad, es en uno mismo donde se encuentra lo que buscamos.
   Si cada mañana nos levantamos con el firme propósito de sacar la felicidad de cada momento, de aprovechar cualquier circunstancia, por mala que sea, para encontrar algo positivo. Estaremos aprendiendo a actuar para ser felices y, así, hallar la felicidad que todos llevamos con nosotros. Suceda lo que suceda siempre hay un trasfondo del que obtener algo positivo. ¡Siempre! Podemos tardar pero la actitud nos iluminará y llegaremos a verlo.
  
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  Si miras donde estás ahora mismo podrás ver que puedes ser feliz si tu actitud es esa. No hay secretos, no hay trucos, no es azar. Es voluntad, consciencia, amor propio.
   Tu felicidad no está en un lugar, ni en un momento, no se encuentra en nada ni en nadie. Tu felicidad reside en ti mismo y en este momento.
  
 Tu actitud te hará feliz.

  J.M.G.G.
    

jueves, 9 de marzo de 2017

LA PURA REALIDAD


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   Somos millones y millones de personas las que convivimos en este planeta, cada uno con su vida particular y su particular visión de la vida. Pero cuando sale el sol, sale el sol para todos, da igual lo que cada uno piense, la realidad es la que es.

Existen infinitas creencias pero realidad solo hay una. Esto es así y es algo irrebatible. ¿Por qué entonces seguimos filtrando la realidad? ¿Por qué solo damos como bueno lo que ha pasado por el colador de nuestra mente? Algo tan fácil de comprender, no somos capaces de asimilarlo y esto nos acarrea consecuencias que, si lo analizamos, son absurdas.
Igual que respiramos el mismo aire, la realidad es, también, la misma para todos. Si tenemos claro que es así y somos conscientes de que son nuestras creencias las que nos hacen vivir la realidad de una manera particular: esas creencias pierden su utilidad, se convierten en algo totalmente innecesario.

Resultat d'imatges de filtros de realidad

Pero nadie puede dejar de tener un ideal, su propia opinión o su particular forma de ver las cosas. Esta característica humana la usamos como instrumento de defensa ante los peligros que vemos en la realidad en la que estamos inmersos. Por eso generamos creencias: para parapetarnos de la verdad.

Teniendo en cuenta esto tenemos que poner en duda los ideales, una determinada creencia es una realidad filtrada pero no es lo que existe, lo real. Aceptar esto es muy difícil, es hacernos vulnerables y debemos eliminar de nosotros los prejuicios. 
   Vivimos negando continuamente lo que es, buscamos explicaciones que se amolden a nuestras creencias porque, de lo contrario, la realidad nos puede hacer daño o nos puede perjudicar. No somos capaces de aceptar que las cosas son como son.
Para lograr distinguir la realidad de nuestra interpretación, se necesita generosidad, comprensión y humildad. Afrontarla saliendo del escondite que bautizamos con nombres como ideales, creencias, principios, etc. Todo esto son herramientas para evadirnos y amoldarnos a lo que ocurre para que nos resulte más comprensible y cómodo.

Resultat d'imatges de filtros de realidad

Tener creencias es lo más fácil e, inconscientemente, lo más recurrente pero ¿Son necesarias? ¿Necesitamos creer en el día y la noche para aceptar que el sol sale y se pone? No existe discusión ni hay dudas. Cuando aceptamos la realidad y admitimos que la vemos desde un punto de vista particular todo se convierte en relativo y se abren multitud de puntos de vista con los que afrontar una cuestión.

La realidad es un hecho que no se puede evitar. Las creencias son la válvula de escape para hacer más leve una situación o para entenderla. Pero ese hecho seguirá siendo el mismo. Es así, es la verdad sin filtros.

Resultat d'imatges de realidad

La realidad es pureza. Cuando la pasamos por nuestro colador particular, deja de serlo para convertirse en algo que podemos llamar ideal, creencia, opinión, ect. , pero eso: ya no es la realidad y lo que no es real no existe.

J.M.G.G.