NO PASES FRÍO Y RIE.

 

   Nos hemos acostumbrado a vivir haciendo lo que debemos y hemos dejado de hacer muchas cosas simplemente porque nos apetece hacerlas. Hemos dejado aparcados la espontaneidad y el instinto convirtiendo la vida en una sucesión de obligaciones. Incluso las cosas que nos hacen bien las hemos transformado en un deber para que los demás piensen bien de nosotros y no para disfrutar de esas cosas simplemente porque queremos.

   Un ejemplo clarísimo es algo tan simple como una sonrisa, una carcajada o unas risas. Son acciones que nos gustan y que nos hacen sentir bien, pero nos cuesta muchísimo realizarlas y, cuando lo hacemos, no pensamos en nosotros sino en quedar bien con los demás. Hemos convertido la sonrisa en un gesto de aprobación, algo así como un favor que hacemos al resto, olvidándonos del significado que realmente tiene para nosotros mismos.

   Hoy en día reír es algo extraño y llorar se ha convertido en algo habitual o menos raro. Si vemos a alguien riéndose solo, pensamos que no está bien de la cabeza y posiblemente haremos lo posible para esquivarlo, por si las moscas. Sin embargo ver a alguien llorando no nos produce la misma reacción. Pensamos que le habrá pasado algo y nos compadecemos pero no le damos más importancia porque lo hemos asumido como algo normal.

   Incomprensiblemente hemos hecho de la vida un viaje lleno de amargura. Aun sabiendo que llorar y estar disgustados no nos gusta, seguimos haciéndolo cada día. Hemos aprendido que tenemos que guardar la compostura y tomarnos la vida en serio. Esto no tiene ningún sentido. Imagínate que te dicen que tienes que dejar de usar abrigo en invierno porque no está bien visto ir abrigado. Sería absurdo ¿Verdad? Pues ahora piensa que les haces caso y vas en bañador por la calle en pleno invierno aún sabiendo que como mejor te sentirias es yendo bien abrigado. Solo te pones ese bañador para que no piensen mal de ti, pero no te abrigas para que no piensen que estás loco. Estamos haciendo algo parecido con nuestra actitud en la vida y no somos conscientes de ello. Es surrealista.

   ¿Por qué debemos encontrar un motivo para sonreir? Si analizamos cada instante en el que vivimos, veremos que estamos rodeados de motivos para reírnos, pero no podemos permitirnos hacerlo. Nos han dicho que eso no está bien. Somos desagradecidos con la vida ya que esta no deja de darnos oportunidades para que la vivamos con una sonrisa en la cara y estamos tan ciegos que hacemos lo contrario. Intentamos tomarnos la vida seriamente con el convencimiento de que reírse es casi un pecado y sonreir una burla.

   Una frase de Osho dice:
   ¿Por qué esperar motivos? La vida tal como es debería ser suficiente razón para reír. Es tan absurda, es tan ridícula. Es tan hermosa... ¡tan maravillosa! Es todo tipo de cosas al mismo tiempo. Es una gran broma cósmica.

   Actuemos con lógica, sonriendo a la vida.

   J.M.G.G.