Las experiencias vividas nos hacen como somos y nos aportan conocimientos y recuerdos que consiguen que nuestra mente identifique lo que nos gusta y lo que nos desagrada. Cuando una mala vivencia nos ha provocado daño y nos hemos sentido mal, esta se graba en la memoria y nos hace estar alerta para no volver a pasar por lo mismo. Por lo tanto, todo lo bueno y lo malo se acumula en forma de recuerdos en la cabeza y los vamos almacenando.
Cuando nos encontramos con momentos similares a los vividos anteriormente, nuestro subconsciente busca en el almacén de recuerdos y vuelve a sentir algo similar a lo que se vivió en aquella ocasión. Esto hace que esta nueva experiencia la vivamos igual que aquella vez y no seamos capaces de afrontar un problema sin aferrarnos a nuestra memoria. Volvemos a pasarlo mal y de nuevo almacenamos malos recuerdos entrando en un círculo vicioso del que no podemos salir. De esta manera nunca seremos capaces de afrontar los problemas y las situaciones las asumimos con sus consecuencias sin darle la oportunidad de vivirla sin un juicio previo, lo que se suele decir “poner la venda antes de la herida”.
Es muy importante aprender de las experiencias pero la misma importancia tiene ser capaces de asumir cada momento como único para poder ver soluciones a cada situación sin recurrir a miedos y malos recuerdos de experiencias pasadas. Debemos aprender de lo vivido para sumar y nunca para generar malestar en nuestra vida.
Cada momento es único y nunca nadie puede saber que va a pasar ni qué consecuencias tendrá. Por lo tanto, puede ser que el problema no sea tanto lo que pasa y si lo que pensamos que va a pasar al compararlo con los recuerdos de nuestro almacén. Las personas, los momentos y los problemas pueden que estén dentro de nosotros, haciéndonos esclavos de nuestra memoria.
Si dejamos de prejuzgar lo que vivimos y nos dedicamos simplemente a vivir, puede que lo que pensamos que es un problema, en realidad sea una solución, pero para esto debemos ser conscientes de lo que vivimos en cada momento y dejar de recordar el pasado ni que nos frene el futuro. Solo la consciencia puede conseguir ver las cosas como son realmente y nos da la oportunidad de encontrar la solución.
Hay una historia que nos hace ver muy bien lo que intento explicar:
“Un día el asno de un campesino cayó al fondo de un pozo. El animal se quejó
lastimosamente durante horas mientras el campesino trataba de encontrar la
forma de sacarlo. Finalmente, el campesino decidió que el animal era viejo y de
todas formas el pozo necesitaba ser tapado. No valía la pena recuperar al asno.
Entonces, el campesino invitó a sus vecinos a que vinieran a ayudarle. Todos
agarraron una pala y empezaron a tirar tierra adentro del pozo. Al comienzo,
cuando el asno se dio cuenta de lo que estaba sucediendo, gimió horriblemente,
pero después de un rato, para sorpresa de todos, se calmó. Tras varias paladas
de tierra, el campesino finalmente decidió mirar adentro del pozo, y lo que vio lo
dejó azarado. Con cada palada de tierra que caía sobre su espalda, el asno hacia
algo asombroso. Sacudía la espalda y la tierra caía y se amontonaba bajo sus
patas, y de ese modo con cada palada el asno daba un paso arriba. A medida
que los vecinos del campesino continuaban echando tierra sobre el animal, el
mismo se sacudía y subía más arriba. Muy pronto, el asno llegó al borde del
pozo y salió trotando”.
No podemos pensar que todo es lo que parece ni debemos rendirnos a lo que pensamos que va a pasar. La vida está llena de oportunidades que podemos ver como problemas si las juzgamos a la ligera.
Los recuerdos no son más que eso y nunca nada será igual si tu no quieres. No se trata de olvidar sino de aprender y seguir viviendo.
La solución está en tu presente, no en tus recuerdos.
J.M.G.G.
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