El elevado ritmo de vida en el que vivimos sumergidos nos exige ocuparnos de muchos asuntos y nos obliga a dar, a los mismos, soluciones rápidas para poder pasar a la siguiente cuestión que espera apremiante. Ante tal exigencia, es muy importante adoptar una actitud que nos ayude a la hora de afrontar con garantía los retos que se nos presentan sin desfallecer ante ellos ni caer en el pozo de la desesperación.
Probablemente, la mejor actitud que podemos adquirir es la paciencia. Tener paciencia, más que una actitud ante para la vida, es una virtud innata del ser humano que, como otras muchas, algunos tienen más facilidad para desarrollarla que otros pero todos tenemos la capacidad de hacerla valer en la vida y beneficiarnos de todo lo que ella nos aporta.
Enfocar nuestra vida cotidiana de manera paciente nos da la posibilidad de recibir los contratiempos y las dificultades con una visión más amplia de los mismos, además de permitirnos encontrar soluciones sin caer en la precipitación propia del estrés que generan dichas dificultades.
Se puede decir que la paciencia se caracteriza por aportarnos constancia ante una situación difícil, es un valor importantísimo para afrontar la vida pero, además, nos suministra unas dosis de tolerancia, calma y tranquilidad muy necesaria para reaccionar en determinadas situaciones y que no se nos vayan de las manos.
No solo en momentos de estrés la paciencia nos da esa calma necesaria para ocuparnos de ellos. También en situaciones adversas en las que nuestro estado anímico se puede ver afectado, es de gran ayuda adoptar una actitud paciente. En estos casos, la paciencia nos aporta fortaleza y entereza para lograr dejar de lado los lamentos. Nos da el grado de madurez suficiente para ser capaces de reaccionar con solvencia ante el sufrimiento.
No todas las circunstancias de nuestra vida se pueden solucionar o transformar de una manera inmediata y, a veces, cuando llega una solución, resulta que esta no es la que esperábamos. La paciencia es nuestra mejor aliada en estas situaciones que pueden llegar a producir elevados niveles de frustración. Es muy importante saber esperar y tener capacidad de perseverancia si queremos lograr el desenlace esperado. Estas cualidades vienen de la mano de la paciencia y son directamente proporcionales a la misma.
La madurez de una persona viene medida, en gran parte, por su actitud paciente en una determinada situación. Esta actitud forma parte de la personalidad de cada uno de nosotros y se desarrolla al hacer frente a cada día de nuestra vida, marcando nuestro carácter sereno tan necesario para no sucumbir al estrés y las preocupaciones.
Hagamos de la paciencia una de nuestras mejores virtudes y vivamos en alianza con ella. Convivir con serenidad, comprensión, humildad y falta de prejuicios son las consecuencias de vivir pacientemente y estas virtudes enriquecen nuestra existencia.
El Presidente de los Estados Unidos John Quincy Adams dijo "La paciencia y la perseverancia tienen un efecto mágico ante el cual las dificultades y los obstáculos desaparecen" En lo único que no tenía razón es en que no se trata de magia sino de nuestra condición humana.
Ten paciencia.
J.M.G.G.