Es probable que en el trabajo, al hacer una gestión en el banco o con la administración o en cualquier momento cotidiano de cada día, hayas tratado con una persona de la cual te ha llamado la atención su capacidad al ejercer su función con soltura, eficacia o un alto nivel de competencia. Cuando vemos a alguien con esas virtudes, nos suelen provocar admiración y la vemos casi como una especie de ídolo al que nos gustaría parecernos.
Tenemos la creencia de que las personas que demuestran alta capacidad para liderar y desparpajo en sus acciones, han nacido con ese don y, en ocasiones, pensamos que nosotros no disponemos de esa capacidad pero esto no se ajusta a la realidad. Todas las personas podemos alcanzar una alta capacidad para ser eficaces en lo que hacemos, lo que sí es cierto es que no todos tenemos la misma facilidad para desarrollar esa característica.
La clave, como en todo, está en ser conscientes de que podemos ser así. Una vez convencidos de esto, debemos poner en práctica las cualidades propias de una persona con carisma, afán de liderazgo y competencia en su actividad. Además de algo básico para hacerlo, que es saber y estar convencido de que tenemos capacidad para lograrlo.
La capacidad de trabajo es fundamental. Ningún vago puede llegar a ser eficaz en nada, por lo tanto hemos de ser tenaces, persistentes y aplicados en la actividad que llevamos a cabo.
Otra característica que distingue a una persona capacitada es la curiosidad. Querer aprender e informarse, preguntar y ser humilde ante alguien que le puede enseñar algo nuevo, querer saber el porque y no conformarse con el como de las cosas, buscar la manera para mejorar en lo que hace y transmitir a los que le rodean estos mismos valores. Las personas que actúan con estas premisas viven con pasión y disfrutan de lo que hacen. Además de ser personas influyentes y con dotes de liderazgo.
Alguien competente no solo se hace notar sino que, además, actúa activamente allá donde se encuentre sin detenerse en una determinada circunstancia por muy complicada que esta sea. Es constante y persistente para conseguir un resultado positivo.
El sacrificio es propio de una persona altamente competente y para ellos lo suficientemente bueno nunca es suficientemente bueno.
Una característica propia de una persona válida y competente es la búsqueda permanente de la excelencia. Esto es: Querer superarse para ser mejor cada día. Esto se consigue con esfuerzo y exigiendo a uno mismo un poco más para superarse. Esto último es aún más importante cuando se ha de liderar un grupo, ya que las personas a su cargo esperan de su líder una decisión que aporte soluciones en el momento que se precisen y un ejemplo de cómo deben realizar su labor.
Un líder altamente competente tiene la virtud de inspirar a los demás, motivándolos para que sean partícipes del éxito y se sientan orgullosos de pertenecer al grupo. No limitarse a dar órdenes sino predicar con el ejemplo propio es fundamental y la buena gestión del grupo algo necesario para que no haya injusticias dentro del mismo. Identificar los problemas para localizar la fuente del mismo tomando las medidas oportunas para erradicarlos es importante a la hora de conseguir una buena sintonía.
Puedes pensar que reunir todas estas características en ti es algo utópico, pero un líder no nace siendo líder sino que decide serlo. Tu, yo y cualquiera puede decidir ser el líder y podemos comenzar siéndolo de nuestra propia vida, convirtiéndonos en una persona altamente cualificada en lo que aquello que realicemos y teniendo el convencimiento de que somos más competentes de lo que pensamos. Todos tenemos la capacidad de ser lo que soñamos y el poder de decisión suficiente para comenzar a serlo.
Capacidad, liderazgo o competencia no es algo reservado a unos cuantos privilegiados. Todos disponemos de esas virtudes pero no todos sabemos que esto es así. Convencete y empieza a ser esa persona admirablemente capaz.
J.M.G.G.
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