LA LUZ DE TU CONCIENCIA

   

   Para llevar una vida emocionalmente equilibrada y permanecer tranquilos en nuestra vida cotidiana, es muy importante la meditación, pero ¿sabemos en qué consiste meditar? Hay muchas personas que creen saberlo, otras piensan que es algo exclusivo de los monjes budistas y algunos lo relacionan con gente rara que viven en su mundo "happy". Es algo mucho más simple y mucho más necesario de lo que cree la mayoría.

   Meditar es algo tan básico como ser consciente del momento de la vida en el que estamos, saber que ahora es el único momento que existe. No hace falta nada más que estar despierto y atento a lo que nos rodea. Solo eso.
   Al contrario de lo que muchos piensan, la meditación no consiste en recitar oraciones a ningún Ser superior ni repetir frases sistemáticamente hasta que nos creamos lo que decimos. Si fuese así, sería algo parecido a una sesión de hipnosis donde intentamos que un mensaje se nos grave en la mente a base de repetirlo. Meditar no tiene nada que ver con eso. Cuando meditamos no queremos convencernos de nada, solo observamos aceptando lo que somos, donde somos y en el momento que somos. Nada más.

   No quiero decir que repetir un mantra sea perjudicial, al contrario. Puede ayudarnos a motivarnos o darnos fuerzas en un momento dado. Podría sernos útil para relajarnos e incluso podría servirnos para aumentar nuestra autoestima. Pero no podemos llamar a esto meditación porque meditar es aceptarnos. La meditación se basa en la verdad porque nuestra mente se entrega a lo que existe en ese preciso momento, en el presente, en la única verdad que existe.

   Puede parecer que desde que abrimos los ojos cada mañana somos conscientes. No es así. Si lo pensáis detenidamente, podréis daros cuenta de que casi todo lo hacemos es de forma mecánica. En el trabajo, en casa, con los amigos. Hacemos las cosas casi sin pensar. Vamos acumulando emociones, momentos y experiencias y no nos damos ni cuenta. A pesar de estar despiertos, nuestra mente no es totalmente consciente de lo que hacemos. Esa acumulación inconsciente de sensaciones hace que aparezcan el estrés, las preocupaciones o la tristeza.

   Podríamos decir que nuestra mente permanece en penumbra constantemente, que solo usa una parte residual de consciencia, suficiente para poder vivir. Meditar consiste en dar luz a nuestra mente y, con esa luz, todo lo podemos ver mucho más fácil.
   Un día gris y oscuro se llena de vida cuando sale el sol. Una casa lúgubre donde nunca se abren las persianas para que entre claridad, es una casa triste y sus habitantes, casi con toda seguridad, estarán invadidos de amargura. Cuando meditamos, lo que estamos haciendo es despejar las nubes para que salga el sol en nuestra mente y, así, llenarla de vida. Es abrir las persianas de nuestra cabeza para que entre la claridad que da la consciencia, consiguiendo disipar la tristeza y la amargura que se acumulaba en la oscuridad.

   En el momento en que la consciencia nos ilumina, conseguimos percibir todo lo bello que nos rodea y disfrutamos de cualquier pequeño detalle que, de otra manera, hubiera pasado desapercibido. Vemos la belleza de las personas con las que nos relacionamos y damos menos importancia a los aspectos negativos de las mismas.

   Tomarse unos minutos al día para dar luz a nuestra mente es llenar de vida y alegría una pequeña parte de nuestra existencia. Creo que es algo que vale la pena saber hacer. Es tan fácil como respirar, observar y llenarnos de presente, de verdad, de lo único que existe, de lo que somos cada uno de nosotros.

   Meditar es vivir llenos de luz.

   J.M.G.G.