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viernes, 29 de enero de 2016

LA BALANZA DE LA FELICIDAD



   No hay duda de que todos los Humanos somos iguales en lo fundamental. A pesar de que existan ricos y pobres, analfabetos y cultos, variedad de razas, sexo o religiones, en el interior de cada individuo tenemos el mismo objetivo final que es lograr ser felices. Todas las actitudes y maneras de afrontar la vida se dirigen en la misma dirección: la felicidad.

Tenemos la creencia de que las personas pobres, los ciudadanos de países o comunidades más desfavorecidas son los que tienen más dificultad para conseguir el objetivo de la felicidad, sin embargo muchas veces da la impresión de que no es así, que en realidad son los que menos angustia pasan. Las sociedades más desarrolladas están presas en la idea de la abundancia, buscan su felicidad en la acumulación olvidando que son necesarias otras cosas. Esto les conduce al tormento o a la ansiedad y de ahí el ambiente de estrés que se suele sentir en las ciudades más desarrolladas.

Las apariencias pueden resultar muy engañosas. Una persona bien situada, con una gran casa y un fantástico coche puede dar la impresión de ser inmensamente feliz pero la parte que no es visible, su interior, puede distar mucho de la felicidad que aparenta. La obsesión por lo material ha dejado de lado la búsqueda de la afectividad, la compañía, el apoyo de los demás, etc. fundamental para ser realmente felices.

Resultat d'imatges de la felicidad no esta en las cosas materiales

Los Seres humanos cada vez somos más independientes, y no necesitamos el apoyo de un vecino o un hermano para realizar una actividad. Las máquinas y los avances tecnológicos han sustituido la colaboración humana que, además de ayuda, era fuente de solidaridad, colaboración y amistad. Cada vez somos menos afectivos y este es el camino hacia la soledad.

La lucha por la felicidad basada en la opulencia y el materialismo da como resultado que cada vez seamos más competitivos y esto, a la vez, que seamos más envidiosos por no ser más “felices” que el vecino. Es decir: la lucha por conseguir la felicidad nos conduce a todo lo contrario.

El avance y el desarrollo están dejando a un lado a los valores morales y la ética. Se ha cambiado la fe en una religión por la fe en la tecnología y la ciencia, dejando nuestra confianza en los avances del desarrollo y no en nuestras propias virtudes.

Por el contrario, en las sociedades más rurales, menos desarrolladas o menos urbanizadas, sus habitantes viven con más tranquilidad y en un ambiente de mayor armonía. Lo que en una gran ciudad es tan normal como ver pasar una ambulancia o un coche de policía con las sirenas, en un pequeño pueblo o en una aldea, sería todo un acontecimiento.

Resultat d'imatges de canalizaciones de agua en africa

En mi opinión la humanidad tenemos el reto de conseguir equilibrar los beneficios que nos aporta el desarrollo con la convivencia en un entorno de armonía y serenidad. Imaginaos lo que podría ayudar en muchos poblados de África la canalización de agua y evitar caminar kilómetros de distancia para conseguirla. El desarrollo es tan importante como la tradición de la convivencia y la tranquilidad. La felicidad se encuentra en ese equilibrio.

Los avances industriales, tecnológicos o científicos están producidos por la instintiva condición humana de conseguir la felicidad y tener una vida más cómoda. Vivir en Ciudades con todo tipo de servicios, conseguir un buen trabajo para disfrutar de bienes que nos aporten comodidad y calidad de vida es beneficioso siempre y cuando las consecuencias no sean estar solos, ansiedad, envidia o avaricia. La humildad es algo que no podemos perder si queremos encontrar la felicidad en su totalidad.

En el equilibrio se encuentra el objetivo.

J.M.G.G.

miércoles, 27 de enero de 2016

CRITICANDO LA IGNORANCIA.



      Escucha, hijo: voy a decirte esto mientras duermes, una manita metida bajo la mejilla y los rubios rizos pegados a tu frente humedecida. He entrado solo a tu cuarto. Hace unos minutos, mientras leía mi diario en la biblioteca, sentí una ola de remordimiento que me ahogaba. Culpable, vine junto a tu cama.

   Esto es lo que pensaba, hijo: me enojé contigo. Te regañé cuando te vestías para ir a la escuela, porque apenas te mojaste la cara con una toalla. Te regañé porque no te limpiaste los zapatos. Te grité porque dejaste caer algo al suelo.

   Durante el desayuno te regañé también. Volcaste las cosas. Tragaste la comida sin cuidado. Pusiste los codos sobre la mesa. Untaste demasiado el pan con mantequilla. Y cuando te ibas a jugar y yo salía a tomar el tren, te volviste y me saludaste con la mano y dijiste: " ¡Adiós, papito!" y yo fruncí el entrecejo y te respondí: "¡Ten erguidos los hombros!"

   Al caer la tarde todo empezó de nuevo. Al acercarme a casa te vi, de rodillas, jugando en la calle. Tenías agujeros en las medias. Te humillé ante tus amiguitos al hacerte marchar a casa delante de mí. Las medias son caras, y si tuvieras que comprarlas tú, serías más cuidadoso. Pensar, hijo, que un padre diga eso.

   ¿Recuerdas, más tarde, cuando yo leía en la biblioteca y entraste tímidamente, con una mirada de perseguido? Cuando levanté la vista del diario, impaciente por la interrupción, vacilaste en la puerta. "¿Qué quieres ahora?" te dije bruscamente.
   Nada respondiste, pero te lanzaste en tempestuosa carrera y me echaste los brazos al cuello y me besaste, y tus bracitos me apretaron con un cariño que Dios había hecho florecer en tu corazón y que ni aun el descuido ajeno puede agotar. Y luego te fuiste a dormir, con breves pasitos ruidosos por la escalera.

   Bien, hijo; poco después fue cuando se me cayó el diario de las manos y entró en mí un terrible temor. ¿Qué estaba haciendo de mí la costumbre? La costumbre de encontrar defectos, de reprender; esta era mi recompensa a ti por ser un niño. No era que yo no te amara; era que esperaba demasiado de ti. Y medía según la vara de mis años maduros.

   Y hay tanto de bueno y de bello y de recto en tu carácter. Ese corazoncito tuyo es grande como el sol que nace entre las colinas. Así lo demostraste con tu espontáneo impulso de correr a besarme esta noche. Nada más que eso importa esta noche, hijo. He llegado hasta tu camita en la oscuridad, y me he arrodillado, lleno de vergüenza.

   Es una pobre explicación; sé que no comprenderías estas cosas si te las dijera cuando estás despierto. Pero mañana seré un verdadero papito. Seré tu compañero, y sufriré cuando sufras, y reiré cuando rías. Me morderé la lengua cuando esté por pronunciar palabras impacientes. No haré más que decirme, como si fuera un ritual: "No es más que un niño, un niño pequeñito".

   Temo haberte imaginado hombre. Pero al verte ahora, hijo, acurrucado, fatigado en tu camita, veo que eres un bebé todavía.

      PAPA OLVIDA (W. Livingston Larner).

   Pensemos cómo nos sentimos cuando alguien nos critica, ¿Cómo reaccionamos? Nos ponemos a la defensiva, nuestro orgullo se ve herido y nos sentimos ridículos y resentidos con la persona que nos reprende. Si somos conscientes de nuestras emociones  en estos casos, lo pensaremos dos veces antes de hacer una crítica a otra persona, pongámonos en su lugar y pensemos qué consecuencias pueden crear nuestras críticas en esa persona. Probablemente no consigamos corregir una conducta por medio de la crítica pero si es posible que provoquemos resentimiento, que vean menoscabada su autoestima y se sientan poco importantes

Resultat d'imatges de CRITICAR HACE DAÑO

   La forma de defenderse ante una crítica suele ser buscar una excusa para justificarla y a la vez encontrar una manera de atacar con otra crítica hacia el otro. Debemos tener en cuenta las circunstancias  en las que las personas llevan a cabo sus actos y que haríamos nosotros en las mismas. Probablemente nuestra reacción hubiese sido similar a la de esa persona.

   Tenemos la certeza de que los demás deberían cambiar, tendrían que intentar corregir sus comportamientos y, en muchas ocasiones, tratamos de cambiar a las personas más cercanas con el propósito de que mejoren. Quizás sea mejor estrategia intentar mejorarnos nosotros mismos y hacer algo de auto crítica.

   Cualquier tonto es capaz de criticar y quejarse, y casi todos los tontos lo hacen. Pero se necesita carácter y dominio de sí mismo para ser comprensivo y capaz de perdonar. (Carnegie).
   Es importante hacer un acto de consciencia y empatía hacia los demás antes de lanzar una crítica. Intentemos ser personas inteligentes, capaces de comprender y perdonar.

Resultat d'imatges de criticar no es educar

   Como en el fragmento de W. Livinhston Larner, muchos padres tenemos la creencia de que podemos educar a los hijos mediante la crítica, es algo casi instintivo que hacemos inconscientemente. No soy nadie para decir como se ha de educar a un hijo pero el ejemplo del texto anterior es el claro reflejo de que llamamos educación al hecho de corregir, castigar o criticar las conductas de los niños sin pensar que son eso mismo: niños. No es justo para ellos tratar que se comporten como nos gustaría, quizás sea mejor idea ser un buen ejemplo de comportamiento como padres comprensivos que educan pero no censuran.

   Permitirme una crítica: no seamos tan tontos.

   J.M.G.G.

martes, 26 de enero de 2016

SI SE PUEDE




  


   La obediencia es la disciplina de la voluntad. (Orison Swett Marden).

   Es muy importante tener iniciativa propia para conseguir todo aquello que nos proponemos pero para eso es fundamental la voluntad de sacrificio y luchar para obtener el premio. Educar a los niños en la obediencia, bien entendida, es augurio de una madurez en la que no falte tenacidad y el poder de decisión necesario. Aprender a obedecer es necesario para saber mandar y, sobre todo si se trata de mandar sobre uno mismo.

    Cuando educamos a nuestros pequeños, tratamos de inculcarles unos principios morales y para eso necesitamos implantar disciplina en esa educación. Hemos de ser conscientes de algo muy importante a la hora de imponer una disciplina y es que nosotros mismos debemos ser coherentes y actuar obedientemente a los mismos principios morales que estamos enseñando. Si queremos que un niño aprenda a hacer el bien, hemos de actuar dentro de los límites del bien. Debemos de predicar con el ejemplo.

    Cuando un niño observa nuestro sacrificio ante las dificultades, la auto disciplina para conseguir un propósito o nuestra tenacidad para alcanzar una meta, les estamos inculcando una enseñanza. Si somos fieles a un comportamiento basado en la esperanza y el optimismo, si somos capaces de demostrar que se puede empezar de nuevo si no lo logramos, estaremos haciendo que crezcan viendo como algo normal esos comportamientos. De esta manera nuestros jóvenes podrán madurar con el convencimiento de que si quieren algo pueden conseguirlo. Serán capaces de llevar a la acción sus pensamientos.
 
Resultat d'imatges de querer no es suficiente


    Es muy importante todo aquello que los niños puedan leer, ver, sentir o vivir relacionado con los valores que queremos inculcarles. Para eso es imprescindible nuestra influencia y nuestras actuaciones acordes a lo que queremos para ellos.

    Al crecer podremos tener la voluntad de ser o conseguir algo pero, esa voluntad por si sola, no es suficiente. Se necesita saber como se ha de aplicar la misma para actuar consecuentemente. Por lo tanto hemos de enseñar que la voluntad debe ir acompañada de una conducta adecuada a lo que se pretende conseguir.

    Enseñar a los más jóvenes que pueden lograr lo que se propongan es importante, pero no siempre querer es poder. Para conseguir algo no basta solo con quererlo y este es otro aspecto que debemos dejarles claro. Hay metas que no se pueden conseguir sin voluntad para lograrlas, necesitarán conocimientos para saber a que se enfrentan y actuar de una manera determinada en función del objetivo. El conocimiento de que, en muchos casos, se necesita paciencia y tiempo, es igual o más importante que saber que deben hacer para conseguir sus sueños.

   Obediencia, disciplina y sacrificio aprendidos a través del comportamiento consecuente de los propios educadores es el camino para enseñar a los más pequeños a luchar para conseguir lo que anhelan.

Resultat d'imatges de PERSEVERANCIA

    No basta con querer y la voluntad no es suficiente si no viene acompañada de disciplina, obediencia, espíritu de sacrificio, conocimiento y paciencia. Para llegar a la meta hay que recorrer el camino necesario y el premio final es la consecución de un sueño. No ayudamos en nada a nuestros jóvenes si no les enseñamos esto y el ejemplo es la mejor manera de que aprendan.

    Querer solo es el principio. Que puedan depende todos.

    J.M.G.G.

jueves, 21 de enero de 2016

LIBERTAD SALVAJE



   ¿Pensáis que somos libres? Vivimos en un país libre, o eso nos han dicho, pero dentro de cada uno de vosotros ¿Consideráis que tenéis libertad? Mi opinión es que tenemos la creencia de que así es pero que, en realidad, no somos en absoluto libres. Tenemos la posibilidad de serlo pero no estamos preparados y por lo tanto seguiremos estando en este estado de libertad idealizada pero que no es real.

   Lo más paradójico de esto es que nadie nos impide ser libres, somos nosotros mismos los que ponemos los barrotes a nuestra celda desde el momento en que dejamos de ser nosotros mismos para ser lo que nos han dicho que seamos.

   Los Seres Humanos tenemos la cualidad de razonar y es lo que nos hace diferentes del resto de animales pero, sin embargo, disponemos de menos libertad que ningún animal. Esto no es así desde que nacemos, ya que al venir al mundo es el único momento que disponemos de total libertad, a partir de ese momento todo son aprendizajes, ritos y creencias que adquirimos a medida que vamos creciendo. En los primeros años de vida jugamos, reímos, nos atrevemos a probar cosas, a experimentar y nada nos da miedo. Nacemos salvajes y nos vamos domesticando conforme nos enseñan qué hacer, cómo actuar o qué creer. Perdemos la libertad con la que nacemos y crecemos siendo como quieren que seamos, no como somos realmente.

   No podemos culpar a nuestros padres o maestros de que perdamos la libertad. Ellos nos han enseñado a ser como ellos porque es como saben ser, lo aprendieron y lo harán igual con nosotros. Somos víctimas de las normas y creencias aprendidas, pero hemos de ser conscientes de que ser como debemos no es ser como somos. Un esclavo podía ser el hombre más cumplidor, más servicial o más trabajador pero, eso no le hacía un hombre libre, seguía estando al servicio de su amo, no podía ser él mismo a pesar de cumplir todas las normas impuestas y estar bien considerado por los señores. Podría ser premiado con cumplidos o conseguir vivir más cómodo pero nunca sería libre mientras alguien le dijera lo que debía hacer, cómo había de hacerlo y cuándo. Nosotros somos nuestros amos y a la vez esclavos de nosotros mismos bajo las normas impuestas por nuestras creencias.


Resultat d'imatges de premiar a un esclavo

   Debes entender que la libertad empieza en tí, conociéndote y sabiendo quien eres. Esto solo es posible si dejas de mirar al pasado y el futuro no te vuelve a preocupar, vuelves a ser tú en el momento presente, sabes que no eres el de ayer ni el de mañana. Vuelves a ser un niño libre y salvaje. Eres capaz de reír y de jugar, de hacer lo que tu forma de ser te dicte. Eres libre en el presente. Todos somos niños que hemos perdido la libertad y nos han domesticado.

   Cuando somos capaces de entender esto ya no tenemos ninguna razón para sufrir, somos conscientes y nos damos cuenta que muchas de las enseñanzas, que se convirtieron en creencias durante nuestra vida, no son verdad. Hemos de ser capaces de manejar nuestra mente y nuestro cuerpo para poder vivir nuestra propia vida sin el corsé de las creencias impuestas por tradición.

Resultat d'imatges de liberar la mente

   Para conseguir la libertad tenemos que dejar atrás nuestros miedos. Cada miedo que vamos superando nos hace un poquito más libres. Si controlamos nuestras emociones y no dejamos que el miedo se apodere de ellas estaremos ganándole la batalla a la inconsciencia, aprendiendo a conocernos y descubriendo el camino a la libertad. No es nada fácil llegar a ser libres pero conseguirlo depende solo de nosotros.

   La abolición de la esclavitud mental es posible en este momento y este momento lo vemos solamente si somos conscientes de nuestra esclavitud.

   J.M.G.G.
 
 

miércoles, 20 de enero de 2016

ALGO MAS QUE PALABRAS



    Los humanos poseemos una cualidad que ningún otro ser vivo posee: la palabra. Somos capaces de comunicarnos mediante un código de sonidos que es el lenguaje. Más allá de la fonética o las reglas de comunicación, el hecho de poder hablar y usar las palabras quiere decir que tenemos la cualidad de transmitir nuestros sueños, sentimientos o emociones a través de ellas.

   El poder de la palabra es algo que podemos considerar positivo pero, de la misma manera, puede ser algo dañino. Una persona puede ser capaz de manipular a través de la palabra. Tanto es así que puede llegar a convencer y movilizar a grupos, comunidades o naciones enteras solo con el poder de sus discursos. Podemos recordar como una persona normal y corriente logró llevar al mundo entero a una guerra mundial y a exterminar a millones de personas a base de hacer creer a toda una nación que lo que decía era la única verdad. Un gran país como Alemania quedó hipnotizado ante las palabras de Hitler. Es la prueba de lo perjudicial y dañinas que pueden llegar a ser las palabras mal usadas.

Resultat d'imatges de HITLER CONVENCER HABLANDO

   Nuestra atención es captada por las palabras, son capaces de cambiar nuestra mente y lograr que creamos lo que nos dicen. Si, constantemente, alguien nos repite que somos inútiles y que no somos capaces de hacer nada bien, llegaremos al convencimiento de que realmente es así, lo interiorizamos y viviremos con esa creencia. Es muy complicado que esta desaparezca.  De la misma forma si nos relacionamos con otra persona que, a través de la palabra, nos hace saber lo contrario: que somos capaces de lo que nos propongamos y que somos totalmente válidos, esas palabras conseguirán que cambie nuestra creencia hacia nosotros.

   No somos conscientes del arma que poseemos con el don de la palabra, un arma que puede hacer mucho daño a los demás y también a nosotros mismos. Un insulto a alguien cercano hará daño a esa persona pero, indirectamente, también actúa en mi contra ya que genera indignación y rechazo del insultado hacia nosotros. Expresarse cuando estamos enfadados o molestos puede dar lugar a utilizar palabras que nos harán daño tanto si son usadas contra otra persona como si es hacia nosotros mismos, además generar una reacción similar en los demás o agravar nuestro estado.

Resultat d'imatges de LA PALABRA HACE DAÑO

   Otro ejemplo del mal uso de la palabra son los rumores y el cotilleo. Crecemos viendo cómo a nuestro alrededor los adultos cotillean y hablan de unos y otros, por lo que terminamos considerándolo algo normal. Cotilleando o chismorreando nos relacionamos con otras personas, forma parte de nuestra sociedad humana. Esta forma de usar la palabra es fruto de la miseria que, en general, sufrimos los humanos y como  dice el dicho “ a la miseria le gusta estar acompañada”.

   Una crítica, un cotilleo o una información negativa se transmite y se propaga como un virus a través de la palabra. Es un virus que nos afecta a todos y del que nadie es inmune, no existe vacuna que pueda parar una información errónea o una calumnia hecha con ánimo de hacer daño.

Resultat d'imatges de HABLARNOS A NOSOTROS MISMOS

   Nos hablamos a nosotros mismos diciéndonos cosas como “estoy horrible”, “no voy a ser capaz”, “estoy gordo”, etc. No somos nada conscientes del daño que nos hacemos si nos decimos esas palabras. Las creemos y nos convencemos de que es así. El Ser Humano tiene la imperiosa necesidad de conocer el verdadero poder de la palabra y usar este don para su beneficio. Esto comienza por uno mismo. El amor que sentimos hacia nosotros mismos es equivalente a las palabras que pronunciamos. Si nos decimos que somos maravillosos, buenas personas, que nos queremos y nos amamos, nuestra mente logrará creer que es así y eso se verá reflejado en el trato al resto de las personas con las que convivimos en nuestro día a día.

   La palabra tiene poder, intentemos sacar todo el beneficio a este privilegio humano.

   J.M.G.G.

martes, 19 de enero de 2016

LA VERDAD PERFECTA.



   Todo el mundo busca la verdad y la justicia, la buscamos incansablemente en todo momento y en todo lugar sin pararnos a pensar que no hay nada que buscar, que ya la tenemos dentro cada uno. Lo que estamos viendo en este momento es la única verdad pero lo que nos han enseñado durante la vida nos tapa los ojos y no somos conscientes de que es así y ni se nos pasa por la cabeza la idea de que no somos libres.

   El temor más grande del Ser Humano no es la muerte, es vivir. Estar vivos y ser como somos en realidad y no como quieren que seamos. El miedo a no ser aceptados nos ha enseñado a vivir como esperan los demás y no como nos gustaría. Nos han formado una imagen de cómo hemos de ser para lograr la perfección y conseguir ser aceptados. Más aún por las personas más cercanas a nosotros, aquellos a los que amamos. No podemos ser rechazados por ellos y por esa razón no queremos salirnos del concepto de perfección que nos han inculcado.

Resultat d'imatges de que esperan de mi

   Tratamos de ser perfectos para evitar el rechazo pero no logramos alcanzar esa perfección, siempre nos parece que no es suficiente y eso nos lleva al auto-rechazo. Pensamos que no llegamos al nivel de perfección que tenemos idealizada y eso nos altera tanto que no nos lo podemos perdonar y nos sentimos frustrados. Tratamos de ser como creemos que los demás piensan pero no damos la talla y creemos que estamos siendo falsos, que estamos fingiendo ser algo que no somos. Esto es debido a que nosotros también juzgamos a los demás según nuestra propia idea de la perfección y tampoco ellos logran alcanzarla.

   Nuestra necesidad de aceptación es tal que podemos llegar a hacernos daño para lograrla. Cuando un adolescente se enciende un cigarrillo porque piensa que si no lo hace no será aceptado por el resto de jóvenes, cuando bebemos para no desentonar del grupo o, que ni decir tiene si hablamos de las drogas. Es un maltrato que nos propinamos nosotros mismos para lograr ser perfectos a los ojos del resto.

Resultat d'imatges de aceptados con la droga

   Nadie nos juzga más estrictamente que nosotros mismos ni nos castiga más duro. Cuando tratamos con alguien que nos trata peor de lo que nosotros mismos nos tratamos, tendemos a alejarnos de esa persona pero, de la misma manera, si otro nos trata algo mejor solemos aferrarnos a él o ella y se lo toleraremos todo. Por esta razón es importantísimo ser conscientes de que si nos aceptamos a nosotros mismos tal y como somos, si nos queremos y nos tratamos bien a nosotros mismos nunca dependeremos de la aceptación de nadie más y no toleraremos que nos hagan daño porque nosotros mismos no nos lo permitimos.

   Hemos de estar convencidos de que lo más cercano a la perfección es ser como somos y la aceptación debe ser propia para conseguir, después, la de los demás. Estar convencidos de que no somos perfectos ya que la perfección es una idea imaginaria que nadie nunca alcanzará jamás y, por lo tanto, no la encontraremos en nosotros ni en nadie.

Resultat d'imatges de PERFECcion

   No nos castiguemos con ideas de perfección falsas, no seamos duros con nosotros ni queramos alcanzar la aceptación de nadie, somos lo que vemos en este momento, esa es la única verdad y es fantástica.

   Acepta y ama empezando por ti.

   J.M.G.G.