El ser humano tiene en
su interior la constante inquietud de buscar la felicidad, de mejorar
las condiciones en las que vive, con el convencimiento de que eso es
suficiente para conseguir el objetivo de ser felices. Existen muchas
personas cómodamente situadas pero que aun no saben lo que es ser
feliz y viceversa.
No es posible
encontrar la felicidad si nos dedicamos a buscarla como un
cazador busca la presa. No es preciso encontrarla en ningún lugar,
es algo más simple y está al alcance de todos. No se encuentra en
la riqueza o la abundancia sino todo lo contrario: la humildad, la
tranquilidad o la modestia son el origen de la verdadera felicidad.
Si nos empeñamos en
convertirnos en una persona feliz a base de acumular riqueza, a guardar
de cara a conseguir ser felices así, nos convertimos en personas
egoístas que encontraremos todo lo contrario a lo que buscamos ya
que la felicidad y el egoísmo no son compatibles.
Sacar todo el jugo a
cada momento de la vida es lo que nos repleta realmente de felicidad,
pero mucha gente no lo ve así, no son conscientes de esto y solo
desean la comodidad, el placer y la riqueza material con la esperanza
de encontrar en estas cualidades la anhelada felicidad. Tanto es así
que hay personas tan convencidas de lo anterior que realizan actos
deplorables como robar para enriquecerse o matar para librarse de un
enemigo a fin de encontrar la comodidad en su vida, evitar lo molesto o conseguir lo anhelado y así ser más "felices".
La felicidad nunca
puede llegar de lo negativo. La venganza, el odio, el rencor, los
celos, etc. Jamás nos podrán hacer felices.
¿Cuantos de
nosotros confiamos en la suerte para alcanzar la felicidad? Soñamos
en que un golpe de fortuna nos convierta en personas felices de una
forma espontánea. Si lo pensamos con lógica y nos preguntamos
cuantos han conseguido esto, nos daremos cuenta de que la verdadera
felicidad no la podemos esperar, todo aquel que es realmente feliz lo
es gracias al esfuerzo, a su lucha diaria. Leí algo muy acorde con
esto: “la felicidad es un mosaico de menudísimas piedrezuelas de
escaso valor, pero que dispuestas en acertada combinación
constituyen una preciosísima joya”.
La felicidad ni la
encontraremos buscándola ni la recibiremos por fortuna, es más
fácil que eso. La tenemos dentro de nosotros mismos, es nuestra
aptitud del día a día la que nos hace felices en cada momento.
Hemos de ser conscientes de esto para descubrirla.
La acumulación, el
egoísmo, la avaricia o la vanidad, solo nos aporta infelicidad, todo
lo contrario que un gesto de generosidad, de ayuda o de cariño que
son esas pequeñas piedras que forman la magnífica joya que nos hace
felices.
No busquemos la
felicidad, no encontraremos fuera algo que se encuentra dentro de cada uno.
J.M.G.G.
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