¿Cuántas cosas dejamos de hacer por temor a las consecuencias, a que no salgan como esperamos o a no ser capaces de realizarlas? Vemos a otros que hacen algo de lo que nosotros somos incapaces, nos hace ilusión pero tenemos la convicción que es demasiado para nuestras capacidades y no nos atrevemos, ni tan siquiera a intentarlo.
No todas las personas tenemos las mismas condiciones físicas ni emocionales. Es esa la diferencia a la hora de dar el paso a intentar realizar un sueño. Aún teniendo la capacidad para conseguir lo que anhelamos, en muchas ocasiones no somos conscientes de que tenemos lo que necesitamos y dejamos de hacer algo por esa inseguridad en nosotros mismos y es una pena. Este conformismo, esta falta de fe en nosotros mismos nos produce frustración.
En ocasiones tenemos la oportunidad delante , nos lo ponen en bandeja pero no nos atrevemos a dar el paso, solo tenemos que intentarlo pero conseguirlo nos parece algo inalcanzable, nos da miedo fallar y las consecuencias que pueda conllevar no conseguir eso que tenemos al alcance.
Somos incapaces de decidir sin pedir consejo a otras personas. Es como si buscásemos el consentimiento de otros para lanzarnos a probar algo. Estamos esperando que todo el mundo nos diga que no es ninguna locura, que somos capaces de hacerlo, es como si quisiéramos que nos convencieran para intentarlo. Cuando tenemos un sueño o deseamos algo, este sueño es solo nuestro y nadie lo entenderá como nosotros. Unos dirán que es una locura, otros que para qué, alguno afirmará que si podemos pero, la decisión final de ir a por ello es solo nuestra y nadie se va a involucrar tanto como uno mismo.
A la hora de buscar algo no vale tomar atajos, hemos de estar seguros de nosotros mismos y lanzarnos desde el principio, con todas las consecuencias. Hay atajos que nos llevan a lugares que no son los que buscábamos, esto nos hace perder la ilusión y pensar que hemos estado perdiendo el tiempo para nada, vuelve la frustración y el pensamiento de que no podemos conseguirlo. Los atajos nos pueden hacer llegar antes al destino final pero, de la misma manera podemos dejar de vivir experiencias únicas u obviar pasos que son imprescindibles, por eso, a veces el camino más largo es necesario y si no lo caminamos no obtendremos nuestro objetivo.
Hemos de ser conscientes de que si queremos llegar a una meta, cabe la posibilidad de que nos perdamos en el camino y tener que volver al principio para comenzar de nuevo. Es un riesgo que hay que tomar y es necesario saber que si no nos arriesgamos a perdernos es imposible dar el primer paso y, por consiguiente, será imposible llegar donde deseamos. Por lo tanto: si no estamos dispuestos a asumir el riesgo, lo mejor es resignarse a no conseguir aquello que tanto anhelamos, entregarnos a la conformidad que nos conduce a la frustración.
Somos capaces si lo soñamos. Si no lo conseguimos tenemos la opción de volver a intentarlo y así, todas las veces que nos lo propongamos. Esto es lo único que nos dará la seguridad de que hemos hecho todo lo que está en nuestra mano. De esta manera podremos conseguir nuestros sueños o, quizás no lo logremos pero, en nuestro interior alcanzaremos el convencimiento propio de que hemos hecho todo lo que está en nuestra mano, que no nos hemos conformado, que somos valientes.
No demos oportunidad a la frustración.
J.M.G.G.
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