En el mundo jurídico hay una norma que dice algo así como que el desconocimiento de la ley no exime de la culpa. Creo que muchas veces nos escudamos en la ignorancia para no aceptar la responsabilidad de nuestras acciones esperando, así, no sentirnos culpables.
En muchas ocasiones
podemos cometer actos o tener actitudes que, a pesar de hacerlas sin la
intención de hacer daño, pueden ocasionar malestar y herir sentimientos a otro.
Normalmente intentamos defender nuestra inocencia alegando desconocer las consecuencias y el dolor que podían provocar nuestra actitud. Intentamos justificarnos e incluso llegamos a pensar que es injusto que se molesten con nosotros, no podemos entender cómo pueden sentirse
mal por algo que no hemos hecho intencionadamente. Por más que
queramos justificar nuestros actos y cambiar lo que siente esa persona, por mucho que le expliquemos que no fue nuestro propósito hacerle sentir mal, no es posible cambiar los sentimientos de esa persona ni rectificar lo que ya está hecho.
Hacer algo sin
intención de herir, no quiere decir que no haga daño. Al igual que pasa
jurídicamente, el desconocimiento de las consecuencias no nos exime de la
responsabilidad por el daño que hemos ocasionado, aunque nuestra intención no
fuera esa.
Obviamente no
podemos cambiar algo que ya hemos hecho. Tampoco considero que debamos arrepentirnos de lo que hicimos si actuamos sin mala intención, ya que fue algo
realizado libremente y no había mala fe en nosotros cuando dijimos o realizamos aquello que provocó el malestar. Lo que si podemos hacer es
ponernos en lugar de la persona que se ha visto dañada por nosotros y pedir
disculpas si se siente mal por nuestra actitud. No se trata de aceptar la culpa sino de tratar de entender al otro.
Tenemos que ser
humildes y tener empatía con otras personas, hemos de entender que hemos hecho
daño y tener la valentía de no excusarnos en la ignorancia o la falta de
intención. A veces la libertad que tenemos para actuar puede causar daño a
nuestros seres queridos y hemos de tener la capacidad de entender esto y
aprender para no repetirlo en el futuro.
Hablar de lo
sucedido y dar el punto de vista de cada una de las partes es fundamental para
que estas situaciones no se repitan y para que, en caso de repetirse, podamos
entender que tenemos libertad para actuar, pero que también somos libres de que
no nos guste lo que nos hacen. Hablar intentando entender lo que siente el otro
sin justificar algo que, es obvio que ha sucedido y que ha tenido
consecuencias.
Una relación es un
compendio de entendimiento, libertad, respeto, diálogo y empatía mutua que hace
posible que tengamos la capacidad de perdonar y seguir amando sin rencor ni
reproches.
La libertad, a
veces tiene sus consecuencias y no siempre son positivas.
J.M.G.G.
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