Es curioso como la vida va pasando y atravesamos etapas sin darnos cuenta. Empezamos yendo al colegio de niños y al cabo de los años nos vemos trabajando y haciéndonos cargo de nuestra propia familia. Hemos llegado hasta el momento actual sin darnos cuenta. Hemos vivido malos tragos tratando de que pasaran lo más rápidamente posible y disfrutado de períodos muy buenos deseando que no terminaran jamás. A pesar de todo hemos llegado hasta aquí y seguiremos el camino hasta el final. Nada es eterno y la vida va tomando forma poco a poco, todo se va modificando y las cosas van cambiando sin que nos percatemos de ello.
Un mal momento, por más que te empeñes en que pase rápido, irá remitiendo a su ritmo. Esa etapa se irá transformando en otra distinta de forma progresiva, sin que apenas te des cuenta. Si tratas de que se acabe rápido lo que puedes lograr es llenarte de ansiedad al ver que esa mala racha no termina por más que lo intentas. Lo mejor es vivirla con toda la consciencia posible y evitar la frustración al no poder cambiar la situación. Cuando permaneces alerta, despierto y atento a lo que pasa en cada instante de tu vida, te das cuenta de que todo va pasando a su ritmo y que ese ritmo no lo puedes modificar, ni para bien ni para mal. Por lo tanto lo más coherente es vivir y dejar que pase lo que tenga que pasar tomando las decisiones que, conscientemente, elijas para vivir tranquilo el momento de tu vida en el que te encuentras.
Lamentarse del pasado no sirve más que para llenarte de dolor. Si tuviste una mala infancia y, aún hoy, continuas lamentándote de aquellos años, nunca lograrás superarlo. Debes ser consciente de que el único momento que puedes vivir es este mismo en el que te encuentras , tienes que dejar de llorar por algo existió en su día pero que ya es parte de tu historia.
Cuando respiras, el aire que entra en tus pulmones solo lo inhalas una vez, por más que quieras volver a respirar ese mismo oxígeno, es imposible y lamentarte por no conseguirlo es absurdo. Estancarse en un tiempo que ya pasó y que se ha ido transformando en lo que vives ahora es ilógico y no tiene ningún sentido.
Cuando has pasado por una buena etapa y esta ha sufrido un cambio, no puedes estar tratando de que vuelva. Tienes que aceptar que se acabó para seguir viviendo. Como dije antes, no podemos estancarnos en el pasado porque dejamos de vivir la única realidad que existe.
Hay dos maneras de vivir y debes elegir una. Bien con añoranza o rencor por el pasado, sufriendo por lo que pudo ser y no fue, recordando amargamente algo bueno que se esfumó; o bien disfrutando del hermoso regalo que cada día te da la vida, descubriendo un instante nuevo cada mañana igual que pasa con el aire que entra en tus pulmones cada vez que respiras.
Los momentos de la vida puedes vivirlos intensamente si estás atento y presente, pero no se pueden guardar para siempre.
Tu vida es como un puzzle gigantesco y esos regalos a los que aludí antes son las piezas que cada día te entrega la vida. Cada pieza va en su lugar. Si te estancas en una de las piezas del puzzle de tu vida, este quedará inacabado y no tendrá sentido. Si, por el contrario, encajas la pieza y tomas la siguiente concentrado y con todos tus sentidos, el puzzle irá tomando forma y acabará siendo algo hermoso y que habrá valido la pena porque habrás disfrutado del juego.
Si estás anclado en una pieza, déjala, centrate en la siguiente y verás como ella misma se coloca en su lugar. Sigue jugando y haz de tu vida una obra de arte.
J.M.G.G.
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