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lunes, 9 de mayo de 2016

MÁS DESPACIO



   Creo que todos tenemos claro que vivimos a una velocidad demasiado alta. Lo sabemos pero, aún así no podemos permitirnos el lujo de disminuir el ritmo, si lo hacemos corremos el riesgo de quedarnos atrás en esta vida tan competitiva. Si no vamos a una velocidad un poco más elevada, nos podemos perder muchas cosas, no nos dará tiempo a conseguir todo lo que queremos. Las consecuencias de rebajar la velocidad de nuestra vida no nos compensa, por lo tanto decidimos amoldarnos al ritmo establecido y seguimos viviendo a toda  pastilla para conseguir.... nada.

   Para lograr culminar todo lo que debemos, más todo lo que nos gustaría, más todo lo que nos surge, más todo lo que nos dicen que deberíamos hacer, etc. Necesitamos ir rápido y que así nos de tiempo a todo. Lo mejor, a veces, es tomar atajos o confiar en alguien para que nos ayude a ganar tiempo. Debemos hacernos cargo de tantas cosas que no podemos plantearnos parar y esto hace que mucho de lo que hacemos sea por inercia, sin darnos cuenta de que lo hacemos y, por lo tanto, sin disfrutar de ello ya que estamos pensando en lo que nos toca cuando acabemos.

Resultat d'imatges de vivir CON PRISAS

   Hemos aceptado que nuestro objetivo sea hacer el máximo de cosas posibles y esto solo se puede conseguir si vamos rápido. Llegar al final de nuestros días habiendo conseguido hacerlo todo pero ¿Qué sentido tiene hacer muchas cosas si, de la mayoría, ni nos acordamos? Habremos conseguido realizar cantidad de actividades, vivir multitud de experiencias y conocer a inmensidad de personas pero ¿cuántos de esos actos los hemos acabado como debíamos? ¿Cuántas de esas experiencias hemos vivido intensamente para recordarlas o para aprender de ellas? ¿A cuántas personas hemos conocido realmente? ¿De verdad es este el objetivo de nuestra vida? Muchas veces menos es más, quizás fuera mejor hacer menos cosas pero ser conscientes de las que hacemos y vivirlas intensamente, tomándonos nuestro tiempo para disfrutarlas de verdad.

   El otro día me pasó algo que, seguramente me haya pasado más veces pero esta vez me hizo pensar. Estaba cocinando e intentando recoger un poco la cocina. Mientras tanto, mi hija, entraba y salía llamando mi atención con  juguetes y contándome cosas del colegio. Yo la escuchaba y le respondía pero estaba más concentrado en acabar rápido y poder comenzar con otra tarea que en prestarle atención a la niña. En una de esas entradas me dio un abrazo y me dijo te quiero. Entonces me di cuenta de que me estaba perdiendo un momento único junto a mi hija. Mi ansia por hacer lo que debía me estaba impidiendo disfrutar de algo precioso. En otro momento hubiera dicho que yo también la quiero y hubiese seguido con mis cosas, pero me di cuenta de que debía parar y vivir ese momento.

Resultat d'imatges de vivir CON PRISAS

   Queremos vivir tan deprisa que no disfrutamos de los detalles que se nos presentan, los obviamos y dejamos que pasen sin darles importancia. Por querer abarcar mucho se nos escapan momentos irrepetibles. Nos centramos en las cosas más banales sin prestar atención a las que realmente nos aportan bienestar y las que, al final, dan sentido a la vida.

   Es probable que inconscientemente continúe viviendo demasiado deprisa, pero aquel instante con mi hija me ha enseñado que es preciso parar de vez en cuando, hacerme presente en el momento que estoy y poner todo mi empeño en que el tiempo y la velocidad de la vida no me robe el placer impagable de los pequeños detalles llenos de belleza.

   J.M.G.G.

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