Si estamos atentos a lo que tenemos a nuestro alrededor podemos ver personas, objetos, animales, etc y experimentar emociones y sentimientos. Pero nuestra mente no solo ve o siente eso, lo interpreta todo de una forma más complicada, vemos nuestros pensamientos, interpretamos las situaciones de acuerdo a nuestras creencias o a una serie de suposiciones preestablecidas en la mente. Si prestamos atención a lo que verdaderamente estamos viendo o viviendo, nos podemos dar cuenta que es mucho más simple que lo que pensamos, solo tenemos que ser conscientes y no ver más allá de lo que existe en verdad.
En realidad todo lo que nos rodea es simple, lo que existe es lo que hay. Lo que tenemos en este momento ante nosotros es la única realidad. Pero nuestro pensamiento no es así de sencillo, todo lo contrario. Nuestros pensamientos son complicados y hacen que veamos las cosas más difíciles de lo que son en realidad.
Somos tan inconscientes de lo que nos rodea que nuestra vida se basa en aquello que pensamos y la única verdad para nosotros es la de nuestros pensamientos. Nos da miedo pensar que podemos estar equivocados o que exista algo más que aquello que pensamos. Lo ajeno a nuestros pensamientos no es verdad y tememos estar perdidos en una realidad que no es la que tenemos en la mente, es por esto que tendemos a defender nuestra manera de pensar y nos cuesta reconocer que puede ser que estemos equivocados. Nos aferramos a nuestros pensamientos.
Nuestra cabeza es una gran guionista, consigue escribir historias en nuestra cabeza, tan reales, que pensamos que son verdad. Esto no podemos evitar hacerlo, la mente humana funciona así y no vamos a poder cambiarla, pero sí es importante que sepamos cómo funciona nuestra cabeza y que las películas que tenemos en ella son solo eso. Si somos conscientes de que lo que pensamos no es la verdad absoluta, que pueden existir otras alternativas, nuestra mente nos estará dando una opción basada en nuestra experiencia, emociones y otras variantes para poder decidir. Debemos usar nuestros pensamientos como herramienta para reforzar nuestra libertad de decisión, pero siendo conscientes de que puede haber más opciones.
Las personas no somos conscientes, vivimos en un mundo en el que las cosas son como las interpreta nuestra mente. Si nos damos cuenta todo son interpretaciones, si alguien me cae bien o no; Si algo me alegra o me decepciona. Nuestra cabeza decide en su inconsciencia, no vivimos presentes en lo que existe en realidad sino en lo que pensamos. Acabamos interpretando todo, hasta a nosotros mismos.
Tu no eres una interpretación de tu cabeza ni de la de nadie. Somos reales y es muy injusto que no seamos capaces de ver más allá de nuestro pensamiento, de nuestra interpretación de las cosas. Esto causa dolor porque queremos ser como pensamos y no como somos de verdad. Queremos que nuestros hijos, pareja, amigos, personas en general sean como nuestra cabeza interpreta que deben ser, esto lleva a la frustración con nosotros mismos y con los demás. Es lo menos parecido al amor, ya que no hay aceptación y sin aceptación no existe el amor.
Las realidad es más sencilla de lo que nuestra cabeza piensa, la realidad es una sola pero las interpretaciones pueden ser tantas como personas vivimos en el mundo. Si somos conscientes de esto y no vivimos sumidos en la película de nuestros pensamientos, nos daremos cuenta que las cosas son lo complicadas que queramos que sean. Así de sencillo.
J.M.G.G.
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