Los Seres Humanos somos muy numerosos, el planeta Tierra es muy grande y las culturas son tan diversas que convivimos junto a una gran variedad de religiones. En mi opinión todas estas, pese a sus diferencias estructurales y de credo, tienen un fin común que es lograr vivir una vida satisfactoria y plena. Si lo analizamos con perspectiva podemos llegar a la entender que no hace falta ser creyente para para alcanzar ese objetivo y que todos, en general, queremos ser felices y realizarnos como personas. Lo verdaderamente importante es ser un buen Ser Humano con independencia de las creencias que podamos tener.
Debido a la gran diversidad
de personas que habitamos este planeta, es imposible encontrar una religión que
logre satisfacernos a todos en su dogma interno y en sus planteamientos acerca de
la fe, pero, a pesar de esto, todas tienen las mismas aspiraciones finales que
son conseguir la felicidad del hombre, por lo tanto, considero que el tiempo
dedicado a la religión, sea cual sea, es un tiempo destinado a encontrar la
felicidad y nunca es un tiempo mal gastado.
Tendemos a
relacionar la religión con la espiritualidad y pienso que no es la misma cosa:
la religión se basa en la fe en la salvación, independientemente del dogma o
los rituales que se lleven a cabo para llegar a ella. La espiritualidad está más relacionada con
cualidades emocionales más propias de todos los hombres como puede ser el amor, la tolerancia, el perdón, etc. Es un hecho
que la religión no es imprescindible, ya que hay personas que viven totalmente
ajenas a una determinada fe y conviven con el resto. Sin embargo las cualidades espirituales son necesarias para todos si queremos conseguir una vida feliz.
Toda religión tiene
en su estructura la espiritualidad, se valoran y se difunden la dedicación a
los demás y el bienestar del prójimo, por lo que creo que la religión es un vehículo idóneo para conseguir la felicidad propia a través de la práctica de la espiritualidad, pero que conseguir vivir espiritualmente no es algo exclusivo de ninguna religión. Se puede llegar a ser
muy feliz y ser una persona dedicada a los demás sin ser creyente o sin seguir una
religión.
En el mundo pasan
desgracias a diario, es algo que nadie puede evitar. A mayor o menor escala
todos contribuimos a suministrar una dosis de malas noticias cada día. Tratar
de paliar el dolor, de ayudar o de hacer más llevaderas las desgracias es, por
suerte, una gran cualidad que tiene al Ser Humano. Para conseguir esto, cada
uno escoge si lo hace individualmente o mediante organizaciones políticas,
humanitarias, voluntariados, etc. El objetivo sigue siendo el mismo: lograr que
el mundo sea mejor para poder ser felices. Podemos decir que lo hacemos por
ética y no podemos negar que las religiones siguen su propio sistema ético con
el fin de conseguir el mismo objetivo que otro tipo de comunidad laica.
Lograr ser felices
y evitar el sufrimiento es algo que nos es común a todos los que disponemos de
sentido común. Todos intentamos que nuestros actos se realicen con buena
intención y encaminados a lograr un bien para los demás. Cuando en nuestra
consciencia estamos convencidos de que es así, consideramos que hemos obrado
éticamente, de la misma manera que si lo hacemos conforme a los dictados de una
religión.
Por lo tanto
considero que cultivar nuestras cualidades espirituales es básico para lograr afrontar las adversidades propias y de los demás. El comportamiento
ético va más allá de lo que pueda dictar una determinada religión, pero eso no
quiere decir que esos dictados religiosos no sean válidos, al contrario, son un
buen estímulo para lograrlo.
La existencia de las religiones es necesaria para conseguir que la práctica de la espiritualidad llegue al mayor número de personas que, de no ser por la religión, posiblemente no sabrían como encontrar un sentido a sus vidas. Pero igualmente no es algo imprescindible y, afortunadamente podemos llegar a convivir con otras personas que no necesitan una religión para encontrar el camino a su felicidad o la de los demás.
La existencia de las religiones es necesaria para conseguir que la práctica de la espiritualidad llegue al mayor número de personas que, de no ser por la religión, posiblemente no sabrían como encontrar un sentido a sus vidas. Pero igualmente no es algo imprescindible y, afortunadamente podemos llegar a convivir con otras personas que no necesitan una religión para encontrar el camino a su felicidad o la de los demás.
La tolerancia entre personas, creyentes o no, supone en sí un acto de ética y de respeto entre Seres
Humanos y contribuye a lograr el objetivo que todos buscamos.
J.M.G.G.
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