Hay personas tienen tendencia a ser conformistas incluso cuando están viviendo en circunstancias desfavorables, incómodas o que les hacen daño. Se acomodan a lo poco que tienen y eso les frena para buscar algo mejor. No son felices con lo que viven pero sus mentes se conforman y piensan que están bien así, aunque no sean felices. Están frustrados por llevar la vida que llevan pero no es suficiente para intentar cambiarla.
Lo que tienen les
parece suficiente, están atados a la mediocridad sin ser conscientes de que
delante de ellos tienen un mundo lleno de posibilidades. Mientras sigan siendo
conformistas con lo poco que disponen no serán capaces de ver todo lo que
pueden llegar a alcanzar.
Muchas veces es preciso perder la miseria, que nos hace de freno, para
descubrir que hay otras posibilidades mucho más favorables para nosotros.
Se aferran a
pensamientos, bienes o personas que cubren sus necesidades mínimas y quedan
paralizados en ellos perdiendo la capacidad de avanzar hacia algo mejor.
Justifican su actitud de conformismo a pesar de ser conocedores de que no les
gusta esa situación. Buscan excusas que eviten el intento para salir de lo que viven y
encuentran culpables fuera de ellos para aliviar su responsabilidad.
Buscan aliados en
otras personas y posiblemente estos aliados les darán la razón de que hacen lo
correcto siguiendo en la misma actitud de conformismo, y es que esos apoyos,
seguramente, están en la misma situación que ellos y así, tanto unos como otros se convierten en aliados de
sus desgracias.
No son conscientes
de que dan lo mismo las excusas que se den, la justificación a su inmovilidad
para progresar no es válida y la realidad sigue siendo la misma. Siguen siendo
igual de infelices y les parece que no pueden aspirar a más.
Las personas que
tienen estos pensamientos suelen autodefinirse como realistas y es porque no
conciben la idea de una vida más positiva. No consiguen ver su negatividad y su
actitud pesimista ante la vida. Las personas con mentalidad positiva y aquellas que
ven todo gris, no viven en mundos distintos pero sus actitudes ante una misma
circunstancia puede ser lo que marque la diferencia para una salida airosa de la misma o no.
Cuando nacemos
ninguno de nosotros somos optimistas ni pesimistas, son cualidades mentales que
vamos adquiriendo conforme vamos creciendo. La buena noticia es que todos somos
capaces de cambiar nuestras actitudes y nuestra forma de pensar. Debemos ser
conscientes de que siempre podemos conseguir más de lo que tenemos y que es
posible pensar en positivo. No es fácil dejar atrás las convicciones y las
ideas conformistas con las que hemos crecido pero, de la misma manera que
aprendimos esas actitudes negativas, podemos llegar a tener unos pensamientos
mucho más optimistas que lograrán que seamos capaces de llegar a conseguir objetivos que
pensábamos imposibles para nosotros.
Conformarse es
rendirse y rendirse es perder. No te des por vencido.
J.M.G.G.
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