Todos deseamos vivir en un ambiente donde reine la justicia, buscamos el equilibrio entre lo que damos y lo que recibimos y necesitamos que nos traten como pensamos que nos merecemos, pero ¿Alguien ha conseguido encontrar la justicia en su vida? Si alguien piensa que es así que piense un instante en un día normal de su vida. Siempre hay algo que no es justo y es porque, en realidad, la justicia no existe en este mundo.
Cuando estamos
sentados en un parque y notamos que nos va a picar un mosquito,
intentamos darle un manotazo y matarlo. El mosquito solo quiere
sobrevivir y para eso necesita nuestra sangre ¿Es justo para él
morir solo por eso? Una leona caza a un pobre ñu que está pastando
en la sabana, ¿Qué delito ha cometido ese animal? Es una injusticia para el ñu. Los terremotos destruyen
ciudades y mueren personas sepultadas por los edificios, Las
inundaciones dejan a miles de personas sin casas, etc. Todo esto son
ejemplos de injusticias en las que la mano del hombre no interviene,
no podemos evitarlas porque el mundo, por naturaleza, es injusto, por lo tanto vivir con justicia es una utopía, no
existe.
Las personas tenemos
un concepto de la justicia basado en lo que cada uno de nosotros
deseamos personalmente. Tendemos a exigir justicia según nuestra
idea de esta y esa idea, en sí, ya es injusta para los demás que no
piensan de esa manera.
Vivimos en una
sociedad donde la justicia es la base para una convivencia en
armonía. Tenemos la necesidad de alcanzar la igualdad para todos,
nos la prometen los políticos y, las leyes, en teoría, se crean
para intentar conseguir una sociedad más justa. Durante toda la
historia ha sido así pero nadie ha conseguido la igualdad y la
justicia en ningún lugar del mundo jamás.
La justicia no es
igual para un rico que para alguien con menos recursos económicos.
Los jueces, los políticos y la policía se corrompen ante los más
poderosos. Los mandatarios de los países son perdonados por mentir o
delinquir y la sociedad más pobre llena las cárceles de todo el mundo. Todo esto es
injusto pero sucede incluso en los países más desarrollados.
Queremos ser
tratados igual que otro y poder hacer lo mismo, si no es así
pensamos que no es justo. Estamos comparándonos con los demás y
queremos que los otros hagan lo mismo que nosotros o, si ellos hacen
algo, poder hacerlo igual que ellos. No entendemos que todas las
personas no somos iguales y no logramos nada quejándonos porque
otras personas tengan más que nosotros. Debemos pensar en nosotros
mismos sin compararnos con nadie más. La única justicia es la que
nos permita estar de acuerdo y en paz con nuestra propia idea de lo que es justo.
Las personas pedimos
justicia constantemente como, por ejemplo: cuando otros ganan más trabajando en lo
mismo; cuando un futbolista tiene un sueldo muy alto y nos molestamos; al corresponder cuando nos hacen un favor buscando la igualdad
confundiéndola con amabilidad o educación; cuando decimos “yo también
te quiero” porque pensamos que si no lo decimos, la balanza está
desequilibrada; al molestar a un conductor que te ha hecho algo antes;
“si te pegan, pégale tu también” es una frase que les decimos a
nuestros hijos para que no permitan las injusticias hacia ellos;
comprar un regalo de un coste similar al que nos hicieron a nosotros;
etc. Estamos buscando la igualdad y la justicia en cualquier
circunstancia pero no podremos encontrarla si no dejamos de
compararnos con los demás constantemente.
Hemos de empezar a
sentirnos satisfechos de nosotros mismos, mientras culpemos a las injusticias de nuestros problemas no lograremos cambiar nuestra
percepción. Nunca lograremos eliminar las injusticias porque es
imposible hacerlo.
Usamos la injusticia
como excusa para nuestra desgana o falta de capacidad diciendo “Si
ellos no hacen nada, yo tampoco”.
Si obramos en
consecuencia a nuestra idea de justicia, nos sentiremos personas
justas sin necesidad de comparaciones. No trataremos a los demás de
injustos por no pensar como nosotros, cada uno tiene su idea de la
justicia. Los actos que realizamos son independientes de los que
puedan llevar a cabo otras personas.
Lo más parecido a
la justicia es ser consecuente con nuestra idea de esta, todo lo demás
no es injusto, simplemente es y habrá que aceptarlo como parte de la
vida aunque no nos guste.
Se justo contigo y con tu mente, no te engañes.
J.M.G.G.
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