Levantarse cada mañana no siempre es fácil. Hay días en los que cuesta arrancar y nos sentimos desanimados o de mal humor. Cuando pensamos en todas las tareas que nos quedan por delante nos sentimos agobiados y no sabemos cómo vamos a ser capaces de afrontar la jornada. En mi opinión, esto sucede porque todo las actividades que realizamos las consideramos como obligaciones, nuestro día está repleto de ellas desde el momento que ponemos un pie en el suelo y no somos conscientes de la suerte que tenemos de poder realizar todas esas cosas.
No estamos
agradecidos por la vida. Nos quejamos de la agenda tan apretada que tenemos en
lugar de dar gracias, de antemano, por tener la oportunidad de vivir un día más lleno de experiencias y conocimientos. Considero muy importante la capacidad de dar las gracias cada mañana por todo lo que vamos a
vivir, por todos los planes que intentaremos llevar a cabo. Es algo tan simple
como decir “gracias” antes de comenzar nuestra jornada y empezar el día con
buena actitud.
Todos hemos tenido
días en los que hemos despertado de mal humor, decimos que "nos levantamos con
el pie izquierdo". Cuando nos sucede esto estamos predispuestos a que todo nos
salga mal y, en realidad, así es. Inconscientemente realizamos nuestras
actividades con una actitud negativa parece que “no damos pie con bola”. Cuando
llega la noche tenemos la sensación de que hemos tenido un día horrible y pensamos que todo nos
ha salido mal y que es fruto de la casualidad cuando no es así realmente, ha sido nuestro mal humor
lo que ha provocado que no nos salgan bien muchas cosas.
Irse a dormir
malhumorado, triste o apagado, hace que nos despertemos con la misma sensación.
Dormirse pensando negativamente influye en la actitud que vamos a tener el día
siguiente y esto volverá a ser la causa de otro mal día. Nuestra vida se
convierte en un círculo vicioso de malestar que no nos permite disfrutar de
cada momento.
Es necesario que
nos sintamos bien y esto se consigue siendo agradecidos. Todo lo que nos sucede
es una bendición por el mero hecho de estar vivos para experimentarlo. Si cada
mañana damos gracias por todo lo que vamos a vivir, si cada noche agradecemos
todo lo que hemos logrado hacer, bien o mal, nuestra actitud ante la vida será
más positiva. Ha de ser un agradecimiento real, conscientes de que es un
privilegio vivir cada experiencia buena o mala. Cada día es un regalo muy
valioso repleto de experiencias de todo tipo, buenas y malas, de las que
tenemos la gran oportunidad de aprender. Vivir una enfermedad, cualquier hecho
desagradable o una mala noticia es algo de lo que podemos aprender y si
agradecemos la oportunidad de poderla vivir, nos podrán entristecer estas situaciones pero no
conseguirá que nos hundan y nos dará fuerza para luchar.
Esta noche, antes
de dormir, voy dar las gracias a la vida por el regalo de hoy y cuando
despierte daré las gracias y abriré el regalo que la vida me va dará nada más abrir los ojos.
J.M.G.G.
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