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Ahora
martes, 6 de octubre de 2015
POR FIN...¡YO!
Harto de esperar una palmada en la espalda que me diga que lo estoy haciendo bien, no quiero piropos ni busco que me estén alabando cada cosa que hago. No quiero una mentira que me regale los oídos pero tampoco una crítica continua que acabe con mi autoestima.
Solo quiero vivir seguro de que lo que estoy haciendo sale de mi libertad. Nadie tiene derecho a equivocarse en mi nombre, ese derecho es mio y desde ahora solo yo me equivocaré en mi vida pero de la misma manera quiero disfrutar de todos mis aciertos, de esas decisiones que salen del mismo lugar de donde salieron mis errores: de mi corazón.
No quiero palmadas en la espalda ni un látigo que me castigue, tan solo quiero vivir amando sin miedo. Quiero levantarme cada mañana con la certeza de que vale la pena vivir el día que está comenzando y que nadie va a dirigir mis pasos a cada instante.
Un día decidí que ya no más. Ahora amo sin condiciones y las consecuencias son las que la vida me va poniendo en mi camino. Se que debo afrontar situaciones difíciles y que la vida que he decidido para mi tiene retos duros que quiero afrontar y quiero superar. Soy consciente de que muchas veces tengo miedo, hay ocasiones en las que los pensamientos me superan y la tristeza me invade pero es una tristeza que vivo en toda su totalidad sabiendo que es una consecuencia de la decisión que un día tomé de ser libre.
Me quedo con lo bueno que me da la vida, con las personas que dan amor sin condiciones, con los que me quieren como soy y no intentan cambiarme. Me quedo con un beso sincero, con una mirada llena de verdad. Elijo la inocencia de una niña que llora porque me quiere, de un abrazo espontáneo que sale de su corazón sin maldad.
En mi libertad decido perdonar, decido seguir amando a quien actúa bajo el yugo del que yo pude salir. En mi libertad decido esperar siempre un abrazo que ahora apenas puedo ni imaginar y lo seguiré esperando hasta el día que llegue al final de este camino que, pese a todo, he decidido seguir eligiendo libremente mi ruta.
Me gustaría seguir riendo cada día y si algún día no pudiera, que alguien me hiciera reír. No pienso perder mi sonrisa por la sencilla razón de que lo he decidido así. Voy a seguir sonriendo y nadie lo podrá evitar. Mi camino lo guiarán las sonrisas sinceras de las personas ya que me dirigiré hacia ellas y me acompañarán hasta el final.
No quiero palmadas en la espalda, no quiero piropos ni alagos, quiero ser perdonado y tener la capacidad de perdonar. Quiero decidir en libertad. Quiero respeto y respetar.
Quiero ser libre por fin.
J.M.G.G.
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