Translate

Ahora

martes, 13 de octubre de 2015

DE MAYOR QUIERO SER...

   


   Casi todos añoramos los años de nuestra niñez, la recordamos como un tiempo feliz y a veces pensamos que aquel tiempo es irrecuperable, que nuestra vida se ha convertido, sin darnos cuenta, en todo lo contrario de lo que recordamos.

   ¿En qué momento dejé la inocencia, la felicidad de niño? ¿Por qué he cambiado? Ahora todo son problemas. El trabajo nos absorbe, el dinero es todo para poder vivir, no paramos de pensar en que vamos a hacer si pasa esto o aquello. ¿Por qué? Seguimos siendo las mismas personas solo que con más edad pero hemos cambiado la manera de pensar como por arte de magia.



   Mi opinión es que no hay magia, nos hacen cambiar a la fuerza. A medida que vamos cumpliendo años, la sociedad (que somos nosotros mismos), nos va otorgando responsabilidades y con ellas la creencia de que si no se cumplen no seremos nada en la vida.


  En el colegio nos van subiendo el nivel de exigencia, lo que antes era diversión y juego se va convirtiendo en obligación y responsabilidad para sacar el curso, si no lo sacamos ¡Dios mio que será de nosotros! Ahora ya no puedo perder el tiempo en divertirme, solo un poquito cada día y si tengo tiempo porque cuando salga de las clases de inglés, que mis padres dicen que son imprescindibles para mi futuro, tendré que estudiar o si no mis padres van a pensar que solo pienso en ver la televisión y jugar. Y a las 9 tengo que estar en la cama para descansar y mañana rendir bien en el colegio,  no sea que esté cansado por la tarde cuando vaya a nadar, además tengo que estudiar para el examen de pasado mañana....Y así cada día, cada año con más carga de responsabilidades que a la larga nos convierte en seres que dependemos solo de las obligaciones.

   Nos convertimos en esclavos de nosotros mismos, recordamos los años de la infancia como una etapa feliz pero que se fue sin saber cómo y nos transformamos en las personas pre-ocupadas que somos ahora.



   Nos han hecho pensar que la felicidad es tener un buen trabajo donde ganemos mucho dinero, tener el reconocimiento de la gente, un buen coche, una casa bonita en un buen lugar, encontrar una pareja perfecta con la que tener unos hijos preciosos y sanos con los que pasar unas vacaciones ideales cada año.
   Todo eso es precioso y todos deseamos una vida así, pero yo pienso: ¿Cuanta gente consigue todo eso? y en caso de que lo consiga ¿En verdad es plenamente feliz? Yo creo que incluso las personas que llegar a conseguir todo lo que he descrito, en el fondo añoran sus años de infancia.

    Resultat d'imatges de añorar ser niño

   A mi todo lo anterior me hace pensar que realmente lo que nos hace felices no es conseguir vivir como nos han hecho creer, sino vivir como realmente nos gusta vivir. No se si me explico.
   Cuando creemos que lo tenemos todo en la vida pero añoramos los años de niño y decimos "eso si que era felicidad" ¿somos realmente felices? yo pienso que no, estamos en una contradicción provocada por la propia sociedad que poco a poco nos ha ido imponiendo su propia visión de la felicidad.



   Si añoramos los años de infancia y pensamos que eramos felices, ¿No estamos soñando ser como niños? ¿La felicidad no es cumplir nuestros sueños? Obviamente no vamos a renunciar a un buen trabajo, ni a la casa, ni mucho menos a nuestros hijos pero nuestro objetivo final debería ser la felicidad plena.

   Educamos a nuestros hijos como nos han enseñado e intentamos que sean felices pero casi siempre les inculcamos la felicidad que nos han hecho creer y no la que en el fondo soñamos tener. Hay que enseñar a los pequeños que hay obligaciones y que vivir bien depende de su esfuerzo pero sin renunciar a ser felices para conseguir la recompensa de cumplir su sueño de llegar a ser lo que se propongan, pero manteniendo siempre la felicidad ya que no es obligado renunciar a ella para conseguir lo que sueñan.



   Si echamos de menos esos años felices y nos gustaría ser así hoy en día, simplemente seamos así, como nos gusta ser. Perdamos el miedo a jugar, a disfrazarnos, a cantar, a lo que nos hacía felices. ¿Qué nos impide hacerlo? Que los niños aprendan que no hay que renunciar a ser felices, que recuerden con añoranza los momentos de su niñez pero no echen de menos la felicidad de ser un niño.

    Seamos conscientes de que somos los niños que fuimos aunque con más edad, ¿Por qué cambiar?

     J.M.G.G.

    Aquí os dejo buscando entre vuestros recuerdos con Luz Casal para que recordéis lo felices que podemos llegar a ser hoy.

 

 

 




No hay comentarios:

Publicar un comentario