Hay ocasiones en las que cualquier detalle te hace reflexionar, a mi me paso ayer. Volvía del trabajo pensando en el padre de un buen amigo al que le estaban realizando una cirugía coronaria. Mientras pensaba, me crucé con una persona que empujaba un carro de supermercado lleno de chatarra a la vez que iba tomando cerveza. La expresión en el rostro de esta persona transmitía desilusión y amargura. La sensación que me dió fue como si ese hombre estuviera sobreviviendo a la vida, como si viviera sin ganas, con el único objetivo de empujar ese carro hasta el fin de sus días.
La unión de mis
pensamientos sobre la intervención del padre de mi amigo, la sensación que me
transmitió la visión de esa persona sin ilusión y mi propia experiencia
personal, me hizo reflexionar por un momento y me hice a mi mismo la pregunta
que se ha venido haciendo la humanidad constantemente: ¿Qué sentido tiene la vida?
Después de
reflexionar sobre esta cuestión tan filosófica durante bastante rato, he llegado a mi propia
conclusión y esta es que el sentido de la vida es la propia vida.
Cuando pensamos en el
sentido de la vida, normalmente nos estamos preguntando la razón por la
que estamos viviendo. Nos vienen a la cabeza nuestros problemas y los de los demás, nos cuestionamos si merece la pena todo lo que luchamos para, al final, acabar en la tumba.
Si abordamos la cuestión desde este punto de vista tan pesimista, es fácil convencerse de que la vida no
tiene ningún sentido. Cuando nuestro concepto de la existencia se basa en permanecer
en este mundo esperando que llegue el momento de morir, lo que ocurre es que
sobrevivimos a la vida en lugar de vivirla.
Mi conclusión sobre
este eterno dilema es que: no tiene sentido buscar un sentido a la vida, ya que
el sentido de la vida se encuentra en la propia vida. Paso a explicar esta
conclusión a la que, quizás, tampoco encontréis sentido.
No hay necesidad de
buscar una explicación a todo lo que nos pasa. Sabemos de sobra que nuestra
vida se acabará algún día. ¿Qué motivo hay pues para preguntarnos que sentido
tiene vivir? En la propia pregunta tenemos la respuesta, el sentido es vivir.
Nacemos para morir
y entre estos dos momentos disponemos de miles de experiencias que son las que les
dan sentido a nuestra existencia.
El problema que
tenemos las personas es que nos obsesionamos en encontrar una razón a todo en
lugar de hacernos conscientes de lo que vivimos, aceptando o haciendo el intento de cambiar. Nos olvidamos de que estamos
vivos sin saber que, en verdad, lo que hacemos es desperdiciar el momento en el que estamos, aunque
este no sea un buen momento es el que vivimos y forma parte de la vida y hemos de vivirlo
igual que cualquier otro.
Las personas
solemos darle más importancia a los malos momentos y a los problemas que a los
instantes agradables y placenteros. Una desgracia o una enfermedad la vivimos
más intensamente que una grata experiencia. Los primeros quedan en la memoria,
los revivimos a menudo e intentamos evitar que vuelvan a suceder, esto nos crea
ansiedad, miedo y angustia. Obviamente vivir con estas sensaciones no es
agradable y por eso nos hacemos la eterna pregunta ¿Qué sentido tiene vivir así
para acabar muriendo?
Vivir de una manera
consciente y presente en todo momento logra que se equilibren las buenas y
malas sensaciones en nuestra mente. Cuando pasa esto no necesitamos
cuestionarnos nada y en caso de que lo hagamos, podremos llegar ver claramente que el
sentido que la vida tiene es saber que estamos dando sentido a la vida estando
vivos.
Tan complicado a la vez que tan sencillo. No busquemos sentido a lo que ya lo tiene, es absurdo.
J.M.G.G.