Me siento libre. Creo en mi libertad como persona y sobre todo creo en la libertad del resto de la gente que convive en el mundo junto a mi.
Desde que vine a este mundo he sido libre pero nadie me lo dijo y no era consciente de ello. Fue pasando el tiempo a medida que iba creciendo junto a mi familia. Conforme me hacía mayor, las decisiones se hacían más difíciles y dependían más de mi, pero no era consciente aún de la libertad con la que nací y, a pesar que nadie me puso obstáculos en el camino que escogí, siento que mis decisiones las tomaba pensando en los demás y dando más importancia a la opinión de otros que a la mía. Me criaron lo mejor que supieron y se lo agradezco con todo mi corazón. Es importante reconocer que solo yo soy responsable de mi vida, es la consecuencia de la libertad con la que nací.
Creo que, aunque nunca me he sentido esclavo de nadie, he vivido siendo un siervo voluntario de los que han estado cerca de mi. No era consciente de que mi vida dependía solo de mi ni de la libertad con la que vine al mundo. Desde niño pensaba que lo que opinaban los demás era lo correcto y no sólo menospreciaba lo que yo pensaba, es que ni tan siquiera era consciente de que podía tener mi propia opinión y mucho menos la posibilidad de decidir sobre nada sin contar con el beneplácito de la persona que se convirtió en mi consciencia.
Me convertí en un hombre que pensaba que la vida era como me decían y mientras tanto me iba llenando de inseguridades y de complejos. Mis deseos pasaban el filtro del resto de personas de mi entorno, a las cuales acostumbré a decidir por mi, a opinar por mi, tanto que ya no contemplaban la opción de contar conmigo. Si a esto se le añade grandes dosis de autoritarismo, menosprecio, ridiculización, etc. Da como resultado: YO. Una persona que decidió libremente sin contar con mi propia opinión.
Pero la mochila de frustración, de inseguridades y el resto de la carga que iba acumulando empezaba a ser demasiado pesada. Tan pesada que casi no podía seguir avanzando. Fue entonces cuando el azar, la suerte, un ser divino o simplemente el destino, me puso en el camino a alguien con la capacidad de escucharme y a la que yo escucho, nos entendemos. Una persona inconscientemente libre como yo que también porta una mochila muy pesada. Juntos nos vamos dando cuenta de que no es necesario cargar tanto peso y juntos vamos soltando toneladas de lastre que nos hacían el camino muy duro. No fue nada fácil pero lo fuimos haciendo. Esta persona me explicó que nací con algo muy valioso que es mi libertad pero sólo yo podía ponerla en práctica. Me hizo ver que debía respetarme a mí mismo y, una vez hecho esto, exigir respeto a los demás. Nunca le estaré lo bastante agradecido y sé que este sentimiento es mútuo.
Es muy difícil usar algo que, aunque siempre has tenido, nunca lo has puesto en marcha, pero aprendí que dependía de mí y me puse manos a la obra. Usar la libertad, si nunca lo has hecho, es muy doloroso, las dudas me asaltaban y había momentos en los que no sabía si estaba haciendo lo correcto. Me decían que no era el mismo, pero lo que pasaba es que estaba siendo mi verdadero, tenían razón, era otro, ahora sabía que era libre y que podía decidir.
Así es como conocí mi libertad y de esta manera es como he aprendido que todos somos libres pero que nos hace falta ser conscientes de que es así. Gracias a esa libertad, que aprendí a usar, se que ahora estoy donde he decidido estar, que estoy con las personas que yo he decidido. Ahora se que mi opinión es tan válida como cualquiera y sobre todo ahora sé que mi vida la decido yo y solo yo. Acepto las consecuencias, tomar la decisión de ser libre me ha costado lágrimas, momentos duros y el odio de alguna persona a la que amo pero que, como me pasó a mí, no es consciente de la libertad con la que nació y de las consecuencias. Espero que sea capaz de verlo y poder estar a su lado para ayudarle en ese momento.
Reconocer la libertad me hace inmensamente feliz. Ahora se que mi vida la decido yo, ahora puedo valorar la amistad porque mis amigos son libres y han decidido darme su confianza, Ahora puedo opinar sobre mi vida sin censura, ahora vivo libremente con una persona a la que amo y que acepta mi libertad como acepto yo la suya, que me haya elegido, que me hace ser un hombre muy afortunado porque se que ha decidido libremente.
Tu también eres libre, desgraciadamente no todo el mundo nace con esa condición. No nos podemos permitir perder algo tan valioso por no ser conscientes, aunque pueda doler en el alma, vale la pena.
J.M.G.G.
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