RELATIVO.

   Es curioso cómo, a veces, nuestro cerebro retiene frases o escenas, se quedan resonando en la cabeza y permanecen ahí haciéndonos pensar. Esto me pasó ayer viendo la televisión cuando una persona dijo algo que me llamó la atención. Dijo algo así como "Intento estar siempre contenta y de buen humor, cuando estoy bien sonrio y cuando algo me molesta lo relativizo." Esta frase la considero propia de una persona emocionalmente íntegra, además de ser una muy buena manera de afrontar la vida.

   Como he dicho en alguna ocasión, opino que la felicidad es un estado emocional y no algo que consigamos y ya está. Por lo tanto, soy de la opinión de que la clave reside en vivir cada momento intentando ser lo más feliz posible en el instante en el que estamos. No creo en la felicidad como un objetivo a buscar en el futuro sino como un trayecto de momentos felices que, acumulados, forman una vida de felicidad plena.

   Conseguir que todos los momentos de nuestra vida sean felices es algo imposible. Nadie podrá lograrlo por más que lo intente. Somos Seres Humanos y, como tales, sentimos y tenemos emociones de todo tipo, algunas agradables y otras no tanto. Por esa razón cada instante de nuestra vida será más o menos feliz dependiendo de la emoción que sintamos en ese momento.
   Por la misma razón de pertenecer a la raza humana, lo que sí tenemos es la capacidad de ser conscientes de lo que estamos viviendo y, por lo tanto, sintiendo en cada momento. Poder identificar cada emoción nos da la posibilidad de hacer algo para sentirnos mejor cuando lo estamos pasando mal y un buen método para hacerlo puede ser relativizar ese momento.

   Pero ¿Qué es relativizar? Para mí relativizar es tener consciencia de que estamos viviendo un mal momento, de manera que seamos capaces de analizar el mismo y tener en cuenta todos los detalles para quitarle importancia o verlo desde otro punto de vista y, así, encontrar una solución o mitigar esa emoción que nos hace estar mal.

   Einstein dijo "Nada es absoluto, todo es relativo." No se refería precisamente al aspecto emocional del Ser Humano. Lo que quería decir es que en el Universo nada permanece en un estado constante o es eterno, todo cambia, es como si quisiera decir que todo tiene un final. Pero esto que dijo el gran físico alemán lo podemos aplicar perfectamente a nuestra vida y a nuestra mente.

   Tenemos la inmensa fortuna de poder ser conscientes de lo que estamos sintiendo y podemos afrontar los problemas con el convencimiento de que pueden tener un aspecto más benévolo para nosotros.
   Lo que para mi puede ser una desgracia para otra persona puede ser un accidente sin importancia. Todo es según la manera en que veamos la situación. Saber ver lo que nos ocurre desde todas las perspectivas puede hacer que encontremos la mejor manera para abordar el asunto. Pero para hacer esto debemos ser conscientes, insisto.

   Vivir con pleno conocimiento de nosotros mismos y del momento en el que estamos nos hace ver que el mismo instante puede tener muchas formas de vivirlo. Sabiendo esto podemos elegir el aspecto que nos haga sentirnos mejor y, por consiguiente, hacer de un mal momento uno menos malo, que nos ayude a acumular el máximo de instantes felices para tener, al final de nuestros días, la felicidad soñada.

   Acabo con otra famosa cita del poeta asturiano Ramón de Campoamor que resume muy bien lo que trato de expresar. "En este mundo traidor, nada es verdad ni es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira".

   Sonríe en los buenos momentos, relativiza en los malos, se consciente en todos para ser feliz siempre.

   J.M.G.G.