Vivimos convencidos de que todo debe ser como nos gustaría y si no es así nos quejamos y nos quejamos. Como si de esa manera las cosas pudieran cambiar. ¡Qué ilusos somos!
Hay personas que no
valoran nada de lo que tienen en la vida, piensan que tienen derecho
a que todo sea como imaginan, pero no hacen nada por conseguirlo.
Están siempre lamentando lo que les falta sin ser conscientes de lo
que disponen y menospreciandolo.
Muchas personas
viven en un universo interno en el que se sienten frustradas, son
totalmente incosncientes de todo lo que les da la vida e incapaces de
agradecer lo poco o lo mucho de lo que disponen. No se dan cuenta de
que, en realidad, sus quejas son totalmente infundadas y actuan de
una forma egoista, aunque no sean conscientes de ello.
Esta actitud es muy
común en todos, quejarnos es algo muy normal y muchas veces no
pensamos cuando lo hacemos. Os quiero proponer que penseis en lo
siguiente, puede parecer duro pero, quizás es lo que queremos cuando
no paramos de quejarnos:
Imaginaos que os
conceden que, a partir de mañana, todo aquello de lo que os quejais
pueda dejar de formar parte de vuestra vida.
-
¡No aguanto más a este niño! Al día siguiente tu hijo amanece muerto.
-
¡Odio tener el pelo así! Cuando te levantes de la cama estarás calvo.
-
¡Que asco de trabajo tengo! No hace falta que te levantes a trabajar, estas desempleado.
-
¡Mi pareja me tiene hasta las narices! Desde mañana serás viudo o viuda.
-
¡Estoy harto de este calor! A partir de mañana solo disfrutarás de la nieve y la lluvia.
-
¡Maldita casa, es pequeña y vieja, aquí no se puede vivir¡ Tu casa será la calle, tranquilo.
No somos conscientes de lo mucho que nos quejamos ni valoramos lo que tenemos, por muy poco que nos parezca deberiamos estar agradecidos. Si lo pensamos bien, seguro que muchas cosas que creemos que nos hacen la vida imposible, realmente son imprescindibles para nosotros y no podriamos vivir sin ellas.
Antes de quejarnos
deberíamos hacer un ejercicio tan sencillo como mirar lo que nos
rodea y hacernos conscientes de que este momento en el que vivimos es
el mismo para todos. Cuando llueve, las gotas nos mojan a todos por
igual. Lo que nos hace diferentes es la actitud con la que afrontamos
cada momento, y quejarse no creo que sea una buena actitud.
Cuando creas que
algo no te gusta, ponte manos a la obra e intenta cambiarlo, si
cambias tu actitud cambia todo lo que te rodea, cuando agradeces lo
que tienes en realidad estás valorándolo, estás haciendo un
ejercicio de amor hacia tu propia vida.
Valora lo que
tienes, valorate a ti mismo y da gracias por todo. Al fin y al cabo
todo forma parte de tu vida.
J.M.G.G.
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