Hay muchas personas que, a medida que cumplen años, van perdiendo el sentido de sus vidas. Se sienten cansadas, no se ven capaces de hacer las mismas cosas que cuando eran jóvenes, los problemas diarios, las preocupaciones y el trabajo hacen que vayan perdiendo la ilusión en la vida y, por lo tanto, no encuentran sentido a la misma.
La evolución de estas personas es negativa y su única esperanza es seguir sobreviviendo en el mundo, un día tras otro, hasta que llegue el final, al que temen enormemente. Está claro que necesitan un cambio que les lleve a reencontrar el sentido de sus vidas, les hace falta hallar un motivo que les haga renacer de su muerte en vida.
El hecho de cambiar no significa que desaparezcan esos problemas que nos preocupan, ni que todo vaya a ser maravilloso pero lo que sí propiciará es que volvamos a retomar el control en nuestras vidas y así poder evolucionar de una manera positiva. Conseguir ser capaces de cambiar nuestro estado de ánimo como cuando éramos niños y dejábamos de llorar si nos regalaban una golosina, sin temer lo que nos deparaba el día siguiente, solo vivíamos el momento en el que estábamos y así éramos felices.
Las personas tenemos la mala costumbre de buscar la felicidad a través de actos que lo único que consiguen es apaciguar nuestra frustración durante unos instantes. Intentamos encontrarnos bien fumando, bebiendo alcohol, mediante la droga o simplemente comiendo, mientras hacemos esto nuestros problemas dejan de obsesionarnos pero no logran que seamos felices, todo lo contrario.
No solo las adicciones tienen esa virtud de conseguir anestesiar nuestras preocupaciones. ¿Cuántos de vosotros no seguís durmiendo 5 minutos más cuando suena la alarma del despertador cada mañana? Intentamos esquivar ese mal momento de iniciar el día y acudir al trabajo, pero dormir 5 minutos más no evita que tengamos que ir a trabajar ni que debamos afrontar un nuevo día.
Lo que conseguimos con estas actitudes es luchar contra la vida en lugar de vivirla.
El día tiene 24 horas, de las cuales 8 las deberíamos pasar durmiendo, 8 trabajando y las 8 restantes son las que nos quedan para nosotros. Si de esas 24 horas 16 de ellas las vivimos deprimidos y con el convencimiento de que nuestra vida no tiene sentido ¿Qué nos queda? nos quedan las 8 horas que pasamos durmiendo. En verdad no tiene sentido una vida así y por eso mismo es imprescindible el cambio de actitud en nuestra vida.
La felicidad es un estado de nuestra mente y no hace falta buscarla, solo ser conscientes de que está con nosotros. Todos tenemos claro de dónde venimos, sabemos cuál es nuestro final, pero ignoramos qué es lo que viene ahora, nos lo preguntamos a menudo ¿Y ahora qué? Acabamos el colegio y comenzamos la secundaria, después decidimos estudiar o formarnos para encontrar un trabajo, conocemos a nuestra pareja, nos casamos, tenemos hijos, trabajamos, hasta que llega un día en el que nos preguntamos ¿Y ahora qué? Hemos ido haciendo lo que tocaba pero en ningún momento hemos tenido el control de nuestra vida y cuando no hay nada más que hacer nos encontramos perdidos. Es por esto que todos necesitamos nuestro sueño, una meta que alcanzar, un motivo por el que vivir.
Hemos crecido formándonos hábitos que nos hicieran sentir que la vida tiene sentido, en su mayoría han sido malos hábitos que consiguen hacernos la vida más llevadera. El pensar que la vida no es algo maravilloso ya es, en sí, un mal hábito o una creencia desafortunada. Es por esto que necesitamos ser conscientes de que debemos cambiar lo que nos perjudica. Levantarse de mal humor por la mañana es algo habitual, un mal hábito que podemos cambiar con sólo dibujar una sonrisa y dando gracias por poder vivir otro día único en la vida, esto nos ayudará a ver el día desde un punto de vista positivo. Relacionar el trabajo como algo esclavizante, no nos ayuda a tener una disposición positiva, trabajar es tener una oportunidad diaria de vivir experiencias y relacionarnos. Son hábitos que podemos cambiar aunque para hacerlo se necesita paciencia, voluntad y perseverancia, aunque lo que más falta nos hace para conseguir cambiar nuestros malos hábitos es ilusión y un sueño que cumplir. Vivir en un estado de felicidad es un buen objetivo que podemos ir consiguiendo día a día y que nos puede conducir a conseguir otras metas.
Nuestra actitud es la que da sentido a la vida y en nuestras manos está cambiar todas esas creencias dañinas sobre la misma que nos impiden darnos cuenta que vivir, sonreir y ser positivo son los únicos hábitos que realmente aportan felicidad.
J.M.G.G.
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