Translate
Ahora
lunes, 21 de septiembre de 2015
¿ME OYES? PUES ESCÚCHAME.
Escuchar. Cuando nos hablan ¿escuchamos u oímos? Alguien pensará que es lo mismo, que es eso que hacemos con los oídos. La vibración del tímpano ocasionada por las ondas convertidas en señales que interpreta el cerebro. Así oye el ser humano y casi todos los animales.
Pero escuchar es algo más que eso, es entender y sentir lo que oímos, significa no pensar, no juzgar, poner toda nuestra atención en lo que nuestro cerebro percibe. Es lo que nos diferencia del resto de seres vivos, tenemos la gran suerte de disfrutar escuchando.
Tenemos la capacidad extraordinaria de poder escucharlo absolutamente todo, incluso el silencio escuchado sin interrupciones internas, sin obstáculos mentales, es algo bello.
Pero es muy difícil escuchar. Para escuchar necesitamos estar conscientes de lo que estamos escuchando y para eso hemos de dejar todos nuestros pensamientos a un lado, todos nuestros prejuicios, estar en paz y con la mente totalmente abierta al mundo que nos rodea.
Cuando conseguimos abstraernos de nuestros pensamientos y escuchamos: el canto de un pájaro nos puede emocionar, podemos disfrutar del ladrido de un perro, hasta el ruido del tráfico de la calle se puede llegar a interpretar como aquello que hay inmediatamente antes del silencio más sereno y tranquilo, y que decir de escuchar la música que nos gusta o incluso la que no. Escuchar es maravilloso.
Escuchar atentamente a alguien, sin juzgar lo que dice, sin intoxicar lo que nos está confesando con nuestros argumentos, sin comparar lo que nos está diciendo con nuestra forma de pensar. Cuando somos capaces de hacerlo nos convertimos en seres llenos comprensión. La persona que nos habla se siente aceptada y las relación se convierte en un remanso de complicidad que une a ambos con lazos de comprensión y agradecimiento.
Si somos capaces de no juzgar y escuchar a otra persona seremos capaces de escucharnos a nosotros mismos y por consiguiente estaremos en disposición de encontrar nuestras emociones, nuestros miedos y nuestros complejos, seremos conscientes de ellos y nos entenderemos sin compararnos con nada ni nadie, podremos identificar nuestros prejuicios, en definitiva, escucharnos es hacer un viaje a nuestro interior con las maletas vacías para regresar con estas llenas de conocimientos de nosotros mismos.
Repito que es muy difícil escuchar, es de las cosas más difíciles que puede haber porque vivimos en un mundo lleno de estrés, de competencia y de lucha constante, pero poder llegar a escuchar algo que el ser humano necesita con urgencia.
Hoy os propongo que usemos nuestros oídos para algo más que para oír. Usemos nuestros oídos para entendernos y llegar a ser lo que, en teoría somos, HUMANOS.
J.M.G.G.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario